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Reportaje:

Esencias en blanco y negro

La fotógrafa alemana Ursula Schulz-Dornburg expone en Bilbao dos series de sus austeras imágenes tomadas en Birmania y en el Pirineo

La fotógrafa alemana Ursula Schulz-Dornburg (Berlín, 1938) se define como una "militante del blanco y negro" y fiel a la tecnología analógica. En la exposición Presencia y ausencia, inaugurada ayer en la sala de exposiciones bilbaína de la BBK (Gran Vía, 32), ha reunido dos series en que ha plasmado con esas armas la arquitectura de las ermitas románicas del Pirineo y las ruinas de estatuas de Buda en los templos de Birmania. "No hay retórica en la fotografía de Ursula Schulz-Dornburg", indica el comisario de la muestra, el catedrático de Historia del Arte Kosme de Barañano. "No busca la magia de los lugares, sino su esencia. Es una fotografía del silencio", dice.

Schulz-Dornburg tiene su estudio en Düsseldorf. Desde su base de trabajo viaja por todo el mundo para realizar sus fotografías, siempre ordenadas en series que se acercan a la documentación arqueológica. La mirada de la autora se ha detenido en los últimos años en los paisajes de Azerbaiyán, en las montañas sagradas de Armenia, en las marismas del Tigris o en las cortinas de las ventanas que rodean la plaza de San Marcos de Venecia.

Schulz-Dornburg recorrió el Pirineo buscando las humildes ermitas románicas en 1991. Quería, recuerda, fotografiar las huellas de la influencia árabe en la cultura europea. Lejos de la obviedad de viajar a Córdoba, por ejemplo, eligió la sutileza de los lugares que fueron frontera entre el Islam y los reinos cristianos. Las imágenes que ahora componen su exposición muestran el paso de la luz por la ventana del ábside en diferentes momentos del día. Esperar a que saliese el sol en el momento preciso puso a prueba su paciencia, pero le permitió comprobar que las ermitas, construidas por mozárabes en el siglo X, actuaban como una suerte de calendario solar.

Su trabajo tiene una buena parte de contemplación, pero también de denuncia de la destrucción y el deterioro del patrimonio cultural, evidente en las fotografías de los templos birmanos, realizadas entre 1976 y 2006. Ambas series se completan con unas fotografías recientes de paisajes.

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