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Alperi afronta una deuda de 300.000 euros en Cultura

Los cajones están llenos de facturas incorrectas y otras no aparecen, pero en cualquier caso están pendientes de pago. Y todas ellas al margen de los presupuestos municipales del Ayuntamiento de Alicante. El alcalde Luis Díaz Alperi (PP) y el nuevo concejal de Cultura, Miguel Valor, buscan cómo hacer frente a una deuda que, según las primeras estimaciones, rondaría los 300.000 euros que, presuntamente, se gastaron y no pagaron en el área de Cultura que presidía, hasta las pasadas elecciones municipales, Pedro Romero.

Los detalles de esta herencia trascendieron durante la última junta rectora del Patronato Municipal de Cultura de Alicante, celebrada la semana pasada. Allí el PP aprobó, en solitario, iniciar los trámites para pagar estas facturas, cuyo importe asciende a algo más de 300.000 euros, procedentes de actividades de todo tipo. Según fuentes próximas al Patronato, están pendientes de pago facturas de varios proveedores que han prestado sus servicios al área de Cultura. La fórmula del reconocimiento extrajudicial de crédito, aprobada en la citada reunión con el voto en contra del Grupo Socialista y la significativa abstención del representante de Caja Mediterráneo (CAM), es utilizada en situaciones "excepcionales" para poder hacer frente a deudas y evitar lastrar a las empresas que prestan sus servicios a organismos públicos. El alcalde deberá llevar estos pagos a la Junta de Gobierno Local, y luego tramitarlo por el pleno municipal.

La decisión se tomó aprovechando la mayoría que los representantes del PP tienen en este organismo. Pese a ello, el informe del interventor fue muy duro con esta forma de funcionamiento y lamentó, entre otras cuestiones, la existencia de numerosas facturas extraviadas.

Este periódico intentó, sin éxito, conocer ayer la versión oficial del equipo de Gobierno del PP del Ayuntamiento de Alicante.

Pedro Romero, adscrito al denominado sector zaplanista del PP y afín al presidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, fue concejal en el Ayuntamiento de Alicante durante 16 años, y delegado de Cultura durante los mandatos de Alperi. Hasta que, tras las pasadas elecciones municipales, debido a las tensiones entre las dos facciones del PP, los campistas presionaron para dejarlo fuera del Ayuntamiento. Ripoll le hizo hueco en la lista de Torremanzanas, donde fue elegido concejal, y de ahí pasó a ser diputado de Cultura en la Diputación.

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