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Bush impulsa el libre comercio con México y Canadá en la cumbre de Norteamérica

Yolanda Monge

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, inició ayer en Nueva Orleans su cuarta y última Cumbre de Líderes Norteamericanos junto al presidente de México, Felipe Calderón, y el primer ministro canadiense, Stephen Harper. Si hay un asunto que dominará la agenda en los dos días que durará la cumbre será, sin lugar a dudas, el comercio. Los tres países comparten desde 1994 el mayor acuerdo comercial del mundo, por valor de un billón de dólares [633.000 millones de euros], conocido como Tratado de Libre Comercio de América del Norte, (NAFTA, siglas en inglés), hoy abiertamente cuestionado por dos de los tres aspirantes a ocupar la Casa Blanca.

Mientras Bush desea fortalecer y extender la relación económica definida en el NAFTA que tan lucrativa ha sido para Estados Unidos y sus vecinos del norte y del sur, los candidatos demócratas a la candidatura por la Casa Blanca, Hillary Clinton y Barack Obama, han amenazado durante su campaña con suspender el acuerdo como una medida para presionar a México y Canadá para que negocien mayor protección para los trabajadores y el medioambiente. Bush ha tachado la idea de imprudente y aislacionista.

La cumbre llega cuando la economía estadounidense se encuentra en un delicado momento y cuando los sindicalistas y los trabajadores que se han visto afectados por la movilidad laboral han culpado al NAFTA de llevarse los puestos de trabajo al extranjero. Aun así, Bush considera el comercio con naciones amigas esencial para el crecimiento económico y la seguridad nacional. Se espera que el encuentro sirva también a Bush para insistir en la necesidad de que se apruebe un acuerdo comercial con Colombia, acuerdo paralizado en su votación en el Congreso por los demócratas.

La elección de Nueva Orleans como sede de la cumbre tiene el sentido simbólico y económico de intentar dar un empujón a la ciudad que 32 meses después de la devastación sufrida por el huracán Katrina sigue teniendo una recuperación desigual.

El presidente pasará la mayor parte de su tiempo en un hotel y en el antiguo e histórico ayuntamiento situado en el Distrito Financiero de la ciudad, cerca del intacto Barrio Francés y alejado de las áreas que fueron arrasadas por el peor desastre natural de la historia de EE UU y que prácticamente siguen hoy en las mismas condiciones. La agenda del presidente no contemplaba una visita a esos barrios más dañados en esta visita, que hace la número 16 desde que Katrina golpeó la costa del Golfo en agosto de 2005.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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