Los golpes a la 'kale borroka' quieren "cortar el caudal humano" a ETA

El supuesto jefe de los comandos de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, se fogueó en la kale borroka. Aitzol Iriondo Yarza, incluido ahora entre los terroristas más buscados y supuesto lugarteniente de Txeroki, también.

Junto a los históricos de la organización, la nueva dirección etarra y la guardia pretoriana de Txeroki suma antecedentes por delitos relacionados con la kale borroka. Desde los años 90, la antesala para convertirse en un miembro de pleno derecho de ETA pasaba, en muchos casos, por el meritoriaje en la barricada, el cóctel mólotov y la algarada callejera. Aunque también ese trasvase generacional ha sido fuente de problemas de seguridad para ETA.

ETA "hará acto de presencia contra el TAV de la única forma que sabe"

Las sucesivas operaciones contra la violencia callejera en los últimos 16 meses han buscado cerrar el grifo. O "cortar el trasvase de caudal humano que viene nutriendo a la organización a terrorista", según un informe reciente de la Dirección de la Policía y Guardia Civil al que ha tenido acceso EL PAÍS.

Los datos lo dicen todo: desde enero de 2007, la policía ha detenido a 103 jóvenes acusados de integrar o dinamizar estos los grupos. Sólo desde julio pasado en las siete operaciones contra los grupos Y de apoyo a ETA en Euskadi y Navarra el número de arrestados se eleva a 70 personas, de los que 39 fueron encarcelados, 17 están en libertad con fianzas o medidas cautelares. En libertad sin cargos sólo hay cuatro, a falta de lo que decida el juez Fernando Grande-Marlaska sobre los 10 arrestados ayer. Estos golpes son considerados por los expertos anti ETA capitales "en la estrategia de lucha contra el fenómeno de la violencia que lidera ETA". De hecho, con la desarticulación de esos comandos la policía da por esclarecidos más de un centenar de sabotajes -algunos se remontan a 2004- y algaradas que muchas veces han transmitido la idea de que los jóvenes embozados actuaban con total impunidad.

La violencia callejera comparte "objetivos, métodos y, en casos, financiación, con la actividad terrorista de ETA", y en los momentos de debilidad y "deficiencias operativas" de la banda, ha complementado el trabajo terrorista, añade el documento. La actual ofensiva etarra ha contado en las dos últimas semanas con la actuación paralela de los saboteadores con varios actos de violencia callejera, algunos contra empresas del Tren de Alta Velocidad vasco. En casi todas las últimas operaciones realizadas por la policía contra los grupos de violencia callejera, los agentes han hallado documentación que permite hablar de una "previsible intensificación de los ataques" de kale borroka "contra las empresas (oficinas, bienes, maquinaria, etc) adjudicatarias de las obras" del TAV vasco.

El informe policial enmarca esa intensificación de los sabotajes dentro de la "estrategia diseñada desde ETA contra el proyecto de alta velocidad en Euskadi". Interior recuerda las amenazas vertidas contra ese proyecto por ETA en la entrevista de Gara del 5 de enero. "Ello hace presagiar que, en un futuro no muy lejano, ETA hará su aparición en ese escenario, obviamente, a través de la única forma que sabe hacerlo", concluye el informe. El TAV ha sufrido en los últimos 17 meses 30 sabotajes.

Observadores políticos que conocen bien el mundo abertzale recalcan que "ya se ha producido un recambio generacional en ese mundo dispuesto a mantener la lucha durante años". El testigo ha pasado de manos. Cortar el caudal es básico, dice la policía, que admite que Segi mantiene "capacidad para la captación, el proselitismo y la movilización".