La CIA sin guantes
"Ponle en un avión", espeta Meryl Streep, magnífica como jefa de la CIA, cuando le preguntan qué hacer con un sospechoso de terrorismo. Lo que le espera al ciudadano egipcio residente de Estados Unidos contra el que se acaba de dictar esa sentencia es algo más que una pesadilla en la T-4 de Barajas. Significa ser secuestrado por los servicios secretos estadounidenses y torturado durante semanas, con las mismas garantías legales de las que gozaban los clientes de Torquemada.
Éste es el arranque de Expediente Anwar (mala traducción del original, Rendition, el nombre que reciben los secuestros de la CIA), el primer filme del surafricano Gavin Hood desde que ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa con Tsotsi.
EXPEDIENTE ANWAR
Dirección: Gavin Hood.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Reese Witherspoon, Peter Sarsgaard.
Género: thriller.EE UU, 2007.
Duración: 122 minutos.
Expediente Anwar es un buen filme, pero sobre todo es una película necesaria. Movilizar a un reparto de estrellas -Jake Gyllenhaal, Reese Witherspoon, Meryl Streep- para tratar uno de los problemas más graves que ha sufrido EE UU tiene méritos que van más allá de lo cinematográfico. Es la versión para públicos masivos de Taxi al infierno, el excelente documental que llegó a la final de los Oscar, sobre un afgano desaparecido en Afganistán tras ser detenido.
"Hemos enviado a mucha gente por todo el mundo", fue el eufemismo que utilizó la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, para reconocer las desapariciones. Cuando en noviembre de 2005, The Washington Post reveló la existencia de cárceles y vuelos secretos de la CIA, quedó claro que Guantánamo y Abu Ghraib eran la punta del iceberg de una violación sistemática de los derechos humanos. Cofer Black, antiguo responsable de antiterrorismo de la CIA, resumió la visión de muchos funcionarios de la Administración de Bush sobre este tema: "Tras el 11-S, nos hemos quitado los guantes".
El filme está inspirado en la historia de Maher Arar, un canadiense que fue secuestrado por la CIA en Nueva York en 2002 y torturado durante un año en Siria antes de ser liberado. Al protagonista de este filme le ocurre algo parecido. El único crimen que ha cometido es ser ingeniero químico y haber recibido una llamada equivocada en su móvil. Como Jack Lemmon en Desaparecido, su mujer, una embarazada Reese Witherspoon, se dedica a recorrer los pasillos kafkianos de Washington en busca de una respuesta, mientras su marido es sometido a tormentos sin fin en una mazmorra marroquí. Algo muy grave ocurre cuando el Estado, en una democracia, utiliza el terror. Y, aunque a veces se va por las ramas en las tramas paralelas, de eso trata esta valiente película.
Babelia
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