Zapatero intensificará sus visitas a Euskadi para reforzar la alternancia

Los socialistas vascos están convencidos de que tienen que aprovechar el tirón de las elecciones generales para su asalto a Ajuria Enea. Y uno de los componentes básicos de la histórica victoria del PSE el pasado 9-M es la marca de la casa, José Luis Rodríguez Zapatero. "José Luis va a estar muy presente en Euskadi de aquí a las elecciones vascas", señaló a este periódico la pasada semana durante el debate de investidura un alto dirigente del PSE con responsabilidad en la política madrileña.

No hablaba por hablar. Las ejecutivas federal y vasca del Partido Socialista han concretado un homenaje al "trabajo y la dedicación de los socialistas vascos" y a sus resultados en las generales. Y han elegido para ello una de las fiestas preferidas tanto de Zapatero como de Patxi López: la Fiesta de la Rosa, que este año se celebrará en el BEC el próximo 11 de mayo y a la que acudirán ministros del nuevo Gobierno y representantes de otras federaciones.

El presidente y varios ministros irán a la Fiesta de la Rosa el 11 de mayo

Zapatero ya utilizó ese escenario en la anterior legislatura para realizar un anuncio político de calado en relación con el proceso de paz. El 21 de mayo de 2006 Zapatero quiso poner en valor la actuación de los socialistas vascos y de toda su ejecutiva, encabezada por Jesús Eguiguren y Patxi López. Ante miles de congregados que levantaban banderas rojas con la palabra paz, aquel domingo sonó en el pabellón de Barakaldo la canción del cantautor cubano Pablo Milanés Yo pisaré las calles nuevamente, el tema que Eguiguren tenía guardado en una cinta para escuchar en el momento en el que ETA anunciara el alto el fuego por el que tanto había trabajado en los años anteriores.

Era la Fiesta de la Rosa y los socialistas vascos vestían de largo y encaraban el futuro con un optimismo que parecía no tener fin. Zapatero dio en aquel acto por bueno el parón terrorista y anunció que comunicaría en un mes a los partidos "el inicio del proceso de diálogo con ETA para poner fin a la violencia".

Las cosas han cambiado mucho. Unas a peor. En el ámbito antiterrorista, el retorno de ETA a la violencia ha cerrado cualquier expectativa de diálogo para el final dialogado. Pero otras han ido a mejor: Los socialistas tienen por primera vez desde 1986 la expectativa de ser alternativa. De hacer aquella revolución de terciopelo de la que hablaba el entonces líder del PSE Nicolás Redondo en las autonómicas de 2001, pero que fue imposible llevar a buen puerto de la mano del PP de Jaime Mayor. El efecto logrado fue el contrario: el miedo que producía esa alianza llevó al nacionalismo a su mejor resultado en los últimos años: 604.000 votos.

Ahora los socialistas perciben una "corriente de fondo" por el cambio, que se une al "agotamiento" del ciclo nacionalista y, sobre todo, de un tripartito que ha perdido más de 200.000 en las generales. Los socialistas han sacado 22.000 votos a la suma de PNV, EA y EB.

Pero el PSE no ha perdido el sentido de la realidad. "No estamos en la borrachera postelectoral como dicen en el PNV", añaden. Saben que la marca de la casa, el presidente Zapatero, ha sido fundamental para su victoria en Euskadi. El secretario de Organización y miembro de la Ejecutiva federal, Rodolfo Ares, presentó ayer la decisión de la ejecutiva del PSE de proponer por unanimidad como candidato a lehendakari a su secretario general y subrayó que Patxi López es el dirigente dispuesto a "generar confianza e ilusión para ganar", y además está preparado "para asumir riesgos" ante el nuevo tiempo. Ante el frentismo, López apostará por el "diálogo para alcanzar acuerdos entre diferentes". "Acuerdos aquí, en Euskadi", reiteró Ares. Y Zapatero será una pieza esencial en esa estrategia de aquí a las autonómicas.