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Ferran Torrent vuelve a Gilet

El escritor de Sedaví presenta 'Només socis' en el pueblo donde la ambientó

Gilet, en la comarca del Camp de Morvedre, es un pueblo tranquilo, "un pueblo, pueblo", como lo define Ferran Torrent. Quizás por eso, porque Gilet es un pueblo "que no ha perdido su fisonomía", Torrent ha ambientado Només socis, su última novela, en esa localidad. Para celebrar tal acontecimiento, el escritor de Sedaví reunió ayer en Gilet a un grupo de amigos en una opípara comida, en la que habló de la literatura y la vida, del boxeo y la especulación inmobiliaria, del cine y la economía. Ferran Torrent se juntó con sus socios para brindar por la vida.

Torrent califica de "horroroso" el paso al cine de 'La vida en el abismo'
El escritor cree que la literatura debería estar patrocinada, como otras artes

Només socis es una novela "costumbrista, de personajes y con pellizcos de relato de espionaje y novela negra", como la define su autor. Un libro en el que Torrent ha reunido a muchos de los personajes de sus novelas anteriores, desde Toni Butxana hasta su sosias Ferran Torres, pasando por Juan Lloris o Héctor Barrera, porque el escritor quiso hacerse "un autohomenaje literario que consistía en reunirlos a todos alrededor de una trama", y también, cómo no, para ver cómo han evolucionado a lo largo de los años. "Unos bien, otros, no tanto", responde Torrent con sinceridad.

¿Pero, cómo ha evolucionado Ferran Torrent tras 25 años de carrera literaria? Por lo que se ve, bien. Empalma "novela tras novela" y confiesa, tras haber sido finalista del Planeta hace cuatro años, que "nunca" ha escrito en castellano, que su novela La vida en el abismo la redactó en valenciano y la tradujo él mismo, porque "traducir del valenciano al castellano no es imposible, es pesado". Aquella distinción literaria generó una gran polémica en los círculos literarios catalanes, por su supuesta traición a la lengua en la que había escrito toda su vida, pero matiza: "Cuando se formula una polémica en términos literarios, la acepto, pero cuando es en términos gremiales, no me interesa". No se arrepiente de aquel gesto, más bien, y en ello no hay culpa propia, de la adaptación que Ventura Pons hizo al cine de aquella obra, que califica de "horrorosa". La peor experiencia de las traslaciones de sus novelas al cine, después de una "regular" (Un negre amb un saxo) y dos "buenas" (Gràcies per la propina y L'illa de l'holandés). Ahora espera que Societat limitada, que todavía es un proyecto para llegar a las pantallas, le vaya mejor. Aunque tampoco le preocupa demasiado, vistos los antecedentes, y prefiere centrarse en su próximo reto literario, titulado Boulevard dels francesos, que "no tiene nada que ver" con sus obras anteriores.

Entre sus socios, Ferran Torrent se suelta, pese a que no ha encontrado caliqueños con los que obsequiar a la concurrencia. Habla de sus preferencias literarias, de un libro de Jean François Revel, titulado Memorias. El ladrón en la casa vacía, del que ha extraído una frase que ha hecho suya: "No puedes perder el tiempo en los mediocres". De su pasión por el boxeo, o mejor, por la épica del boxeo, la que le hace emocionarse cuando habla del mítico combate entre el valenciano Sangchili y el americano Al Panamá Brown, en 1935. Del sectarismo en la literatura en valenciano, que "cada vez es menor, afortunadamente, porque la verdad te enseña que las personas están por encima de las ideologías". De su idea, revolucionaria o absurda, de que la literatura debería tener patrocinadores, como el arte, el cine o la música, para que los lectores "en vez de pagar 21 euros por una novela, paguen 10". Pero, sobre todo, de su pasión por la escritura, a través de un estilo que sus detractores definen como fácil, y a los que él, más como bandera de su carácter que como defensa de su trabajo, responde con una frase definitiva: "Josep Pla también es fácil y, sin embargo, es enorme como prosista".

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