Vecinos de Osona, en pie de guerra para mantener las urgencias

La reforma del servicio de urgencias de atención continuada en Osona, que centraliza todas las incidencias nocturnas en Vic y las de los fines de semana en cinco centros de la comarca, ha movilizado a vecinos y ayuntamientos del Bisaura y el Alt Lluçanès. Resaltan la singularidad de la zona rural y montañosa para pedir que se haga con ellos una excepción y mantener un servicio de proximidad.

Desde el 1 de abril, el centro de atención primaria (CAP) de Sant Quirze de Besora, que da cobertura a unas 4.700 personas de nueve localidades, ha dejado de estar abierto 24 horas al día, siete días a la semana. Echa el cerrojo entre las nueve de la noche y las ocho de la mañana y los fines de semana. La alternativa es llamar al 061. Desde el teléfono se facilita consejo médico para solucionar la incidencia o, si es necesario, se deriva al centro de referencia, ubicado en el Hospital General de Vic; se envía personal sanitario al domicilio o una ambulancia para el traslado. Los sábados y domingos en horario diurno, pueden dirigirse al CAP de Torelló.

El nuevo modelo ha generado inquietud entre el vecindario por la pérdida de proximidad de un servicio que ven vital. "Han robado la tranquilidad de mucha gente mayor", lamenta una vecina a las puertas del CAP.

Los vecinos han cortado la C-17 a su paso por Sant Quirze y han originado hasta 10 kilómetros de retenciones en esta vía de acceso al Pirineo, una acción que piensan repetir. El seguimiento de las movilizaciones es multitudinario y la peor parada es la consejera de Salud, Marina Geli, de quien los manifestantes no se cansan de pedir la dimisión. En boca de todos, los ejemplos justifican su reclamación. "Hace un tiempo a Manolita le cogió un infarto y llamaron a una ambulancia que tardó hora y media en llegar", cuenta una vecina en un corrillo. "Ya estaría muerta si no hubiese sido por el CAP, donde le suministraron oxígeno y pudo salvarse". "¿Y al chico que se cortó la mano hace unos días trabajando? -inquiere otra vecina- porque le hicieron un torniquete aquí, que si no, no llega ni al túnel [refiriéndose a la salida del pueblo]".

Miedo a un éxodo

Los vecinos cuentan con el apoyo de los ayuntamientos afectados: Sant Quirze y Santa Maria de Besora, Montesquiu, Sora, Vidrà, La Farga, Alpens, Sant Agustí, Sant Boi de Lluçanès i Sobremunt. El alcalde de Sant Quirze, David Mascarella, ejerce de portavoz de sus colegas.

El índice de población de edad avanzada y que vive sola es muy elevado y las comunicaciones, tanto por carretera como de cobertura telefónica, son en algunos casos deficientes. "Aquí la proximidad cobra un sentido que en otros sitios, en las concentraciones urbanas, no lo tiene", dice Mascarella. Entre los representantes locales existe el temor que la desaparición de servicios traiga una sangría de ciudadanos que opten vivir cada vez más cerca de los núcleos urbanos.

Alcaldes y el CatSalut llevan dos años hablando del cambio y sus consecuencias y desde el territorio denuncian que sólo les han ofrecido una salida "tan de mínimos y temporal que es inaceptable". Se trata de un médico localizable en la zona para visitar domicilios si es necesario, que no tendría relevo en caso de baja. Esta oferta, según el organismo público, sigue en pie siempre y cuando algún profesional acepte voluntariamente el cargo.

La directora de la región sanitaria de la Cataluña Central, Teresa Sabaté, ensalza el nuevo modelo con los resultados de la primera semana de aplicación en la mano. Se han atendido un promedio de 23 a 40 visitas por noche, sólo una de ellas procedente de la zona del Bisaura, con un tiempo máximo de respuesta de 32 minutos. El nuevo sistema permite tener permanentemente tres equipos para urgencias de atención continuada en el Hospital General de Vic, dos de ellos disponibles para visitar domicilios. "La concentración de equipos permite que el centro nunca se quede al descubierto", explica Sabaté, "cosa que no pasaba en los CAP de los pueblos".