Medio Ambiente y Medio Rural discrepan sobre los transgénicos
Mientras las multinacionales de biotecnología Monsanto y Painer preparan ensayos de maíz transgénico en ocho municipios gallegos, las consellerías de Medio Rural (en manos del nacionalista Alfredo Suárez Canal) y la de Medio Ambiente (que dirige el socialista Manuel Vázquez) discrepan sobre la autorización de estos cultivos experimentales. El permiso definitivo compete al Ministerio de Medio Ambiente que cuenta con el aval de la Consellería que dirige Manuel Vázquez pero también con la oposición de Medio Rural "que no tiene entre sus planes" apoyar este tipo de plantaciones.
Las dos multinacionales pretenden cultivar en los municipios coruñeses de Val do Dubra, Touro, Mesía, Ribeira y Arteixo; en los lucenses de Vilalba y Castro de Rei; y en el pontevedrés de Lalín maíz transgénico MON-810 y NK603, que ha sido sometido a una manipulación genética para que sean resistentes al herbicida glifosato, a las plagas de taladros y a ataques de cierto gusanos.
El Ministerio de Medio Ambiente se muestra favorable siempre y cuando los experimentos cuenten con el "visto bueno" de la Comisión de Biodiversidad. Este organismo establece requisitos de seguridad entre los que incluye distancias mínimas con otros cultivos o la introducción de siembras convencionales que actúen como trampa para el polen. El pasado año ya se plantaron unas 75.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente en España.
Libre de transgénicos
Esta consellería argumenta que los cultivos no aportan ninguna mejora significativa a la producción en las condiciones de la agricultura gallega. Además, interpreta que su popularización "puede lesionar" la imagen de marca de Galicia como país que tiene una agricultura con "alimentos de calidad y respetuosa con el Medio Ambiente". Medio Rural alega también que "no está suficientemente probada" la ausencia de riesgos para la conservación de la biodiversidad vegetal y animal.
Esta postura concuerda con la que mantienen 15 organizaciones ecologistas culturales y agrarias que han creado la Plataforma Galega Antitranxénicas, que se presenta el lunes en Santiago y que busca que la comunidad sea declarada zona libre de transgénicos, tal y como sucede en Canarias, Asturias, País Vasco y Baleares y en otras 170 regiones y países de Europa.
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