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Un abrazo a las víctimas en medio de la crispación

Las Juntas de Guipúzcoa inauguran ante su nueva sede una escultura para "reconocer y perpeturar su memoria"

Estaba señalado semanas atrás en el calendario el día que las Juntas de Guipúzcoa habían elegido para rendir su homenaje a todas las víctimas del terrorismo y la violencia, pero resultó ser un día aciago, pese al mimo con que había sido preparado por los grupos junteros. La jornada amaneció marcada por la crispación que generó la víspera la decisión del PNV de no apoyar la moción de censura contra ANV en Mondragón y la renovación de la amenaza de ETA contra los militantes socialistas.

"Estoy bien. El sentimiento de rabia me mantiene", dijo Sandra Carrasco.
La emoción en la cara de las víctimas hizo superar la tensión del ambiente

Estas dos circunstancias planeaban sobre el ambiente entre el más del centenar de invitados al acto, que fue corto, sencillo y emotivo, y estuvo dirigido en persona por la presidenta de la institución foral, la socialista Rafaela Romero. La anunciada presencia de Marian y Sandra, la viuda e hija del ex edil asesinado en Mondragón, Isaías Carrasco, añadía un factor de emoción y de expectación a este homenaje, el primero al que acudían cuando aún ni se ha cumplido un mes del asesinato.

Dos horas antes, el presidente de los socialistas guipuzcoanos, Miguel Buen, había expresado, en unas fuertes declaraciones realizadas en su sede donostiarra, el enfado de los socialistas ante la decisión del PNV, al que exigió que reconsiderara su postura porque, de lo contrario, sería difícil llegar a acuerdos con el partido de Urkullu. Y con ese espíritu, más cercano a la tensión que al homenaje, los representantes políticos de todas las formaciones que no llegaron a un acuerdo en Mondragón tuvieron que acoger a una extensa representación de víctimas del terrorismo que se acercaron al nuevo edificio que las Juntas guipuzcoanas han erigido en Miramón.

En representación del Gobierno vasco acudió la portavoz, Miren Azkarate. Junto a ella, el diputado general, Markel Olano y el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza. Además, acudieron representantes de las tres cámaras forales y todos los miembros de anteriores Juntas de Guipúzcoa así como los del actual parlamento foral, junto a los miembros del gobierno de la Diputación.

La ausencia del presidente del PNV de Guipúzcoa, Joseba Egibar, destacó entre la nutrida representación de los partidos políticos. En su lugar estuvo el miembro del GBB, Eneko Goia. Los socialistas compusieron una importante delegación, la más nutrida. Estuvo, además, encabezada por sus principales líderes, dando a entender la relevancia especial que les merece un acto de esta naturaleza ante la amenaza de ETA y el reciente asesinato de Mondragón. Estuvo el secretario general del PSE, Patxi López, junto al presidente, Jesús Egiguren, y Miguel Buen, todos ellos con rostros serios. Por el PP acudieron Maria José Usandizaga y Regina Otaola. EB estuvo representado por Antton Karrera y EA, por el vicepresidente de la Diputación foral, Iñaki Galdos. A Aralar le representaba la juntera Rebeca Ubera.

Sin embargo, fue la emoción de las víctimas la que consiguió dar la vuelta y superar la tensión inicial que dominaba el ambiente. Sus caras circunspectas trataban de contener las lágrimas cuando Rafaela Romero se dirigió a ellas, transmitiéndoles el simbólico y permanente abrazo del parlamento foral que representa, a partir de ahora, la escultura inaugurada.

"Queremos recordar", declaró la presidenta de las Juntas, Rafaela Romero. "La memoria es algo que no puede desaparecer, que no puede evadirse por el día a día de una sociedad que avanza decidida hacia el futuro. Y tenemos una gran empresa pendiente: el final del terrorismo", añadió.

Junto a Romero se apiñaban las viudas y muchos familiares de las víctimas de ETA. Mari Paz Artolazabal, viuda del columnista José Luis López de Lacalle, cogía con fuerza la mano de Sandra Carrasco que mantenía su compostura, erguida y digna como el día en que pidió a toda España que acudiera a votar tras el funeral de su padre asesinado. Sandra no lloró, pero en su cara se refleja la lucha interior que mantiene para superar el drama. "Estoy bien. El sentimiento de rabia me mantiene", comentó tras la celebración del acto. También con ella, su madre se mantenía en una posición discreta, arropada por las demás viudas, ya entrenadas en estos homenajes.

Maixabel Lasa, viuda de quien fue juntero socialista, Juan Mari Jauregi, y Carmen Araolaza, viuda del también juntero de UCD, Jaime Arrese, realizaron la ofrenda floral ante la escultura del guipuzcoano Iñaki Olazábal -tres piezas a escala humana de mínimas formas y construidas en zinc-, que representa a las víctimas y con las que quiere simbolizar su pluralidad. Situada en el jardín exterior del edificio, el conjunto escultórico pretende hacerse notar y ver. En definitiva, que las víctimas a las que simboliza, estén presentes en la memoria de quienes entran y salen del edificio institucional.

Muchas víctimas asistentes agradecieron el homenaje. "Todo acto como este que representa un abrazo para las víctimas nos ayuda y emociona", reconoció Pilar Manjón, de la Asociación de Víctimas del 11-M. El presidente de la Federación de Asociaciones Autonómicas de Víctimas del Terrorismo, Joaquín Vidal, valoró "de todo corazón" estos actos que contribuyen a restaurar el olvido al que fueron sometidos en el pasado. "Valoramos más que nadie el reconocimiento a nuestro dolor", manifestó a un enjambre de periodistas. Respecto a las palabras de Rafaela Romero, dijo que reconforta a las víctimas "la memoria, el reconocimiento, la verdad y la justicia".

Sin pretender protagonismo, más bien dándose calor en el reencuentro propiciado, estuvieron la presidenta de la Fundación de Víctimas, Maite Pagazautundua; el recientemente elegido diputado socialista por Vizcaya, Eduardo Madina; la ex edil socialista de Barakaldo Esther Cabezudo, contra quién también atentó ETA; el ex concejal del PSE de Ordizia, Iñaki Dubreuil; la viuda del concejal de Lasarte Froilán Elespe, el periodista Gorka Landaburu y al menos medio centenar de víctimas anónimas que se quedaron reconfortadas.

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