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Una juez culpa a sus funcionarios de encarcelar a un inocente 437 días

La magistrada Adelina Entrena rechaza su responsabilidad ante el TSJA

Javier Martín-Arroyo

Adelina Entrena, la juez de Motril (Granada) que mantuvo a un hombre en la cárcel durante 437 días pese a ser inocente, culpó a sus funcionarios del juzgado del grave error, en la primera sesión del juicio que sigue el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en su contra.

"No es culpa mía si los libros de registro del juzgado son inútiles. No puedo revisar el trabajo de todos mis funcionarios", alegó. Entrena, suspendida por el Consejo del Poder Judicial desde el pasado junio, cuestionó especialmente a la secretaria judicial e incluso afirmó que podría ser "algo intencionado".

La secretaria judicial definió a la juez como "una persona despistada"

José Campoy fue detenido en 2005 por un tirón (robo con violencia) tras sucesivas incomparecencias y para asegurar su presencia en el proceso. Pero dos semanas después del juicio oral, Entrena le absolvió por falta de pruebas, pero olvidó enviar al centro penitenciario de Albolote el mandamiento de puesta libertad. Ahora es juzgada por un delito contra los Derechos Fundamentales y la Fiscalía solicita la pena de un año y tres meses de suspensión de empleo y una indemnización de más de 75.000 euros.

La juez, que acudió al alto tribunal andaluz vestida por completo de blanco, está bajo tratamiento psiquiátrico y ayer explicó al jurado sus argumentos sobre el retraso de 437 días para liberar a Campoy.

Junto a ella, el abogado de oficio tampoco reparó en que Campoy seguía en prisión, al igual que el Ministerio Fiscal. Sólo el centro penitenciario reparó 15 meses más tarde en la cadena de errores.

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Adelina pensó que Campoy estaba en prisión provisional por alguna condena anterior, y ayer argumentó que no podía saber los motivos. "Fue un error del funcionario" que redactó los antecedentes, agregó, aunque reconoció posteriormente que firmó esa sentencia, y por tanto tendría que asumir su resolución. "Actué en la creencia errónea de que estaba preso por otra causa", añadió.

La juez, que también alargó sin motivo la prisión de otros dos reclusos en 2006, insistió ayer en defender su diligencia para enjuiciar el caso. De otro modo, "no podría dormir por las noches", afirmó. Entrena definió a Campoy como "un preso de la familia, que acudía a menudo a los juzgados, que me inspira lástima". Durante la sesión ambos cruzaron sonrisas sin aparente rencor, a pesar de la gravedad del error judicial.

El tenso alegato de Entrena también cargó contra los medios de comunicación, a los que acusó de crear un juicio paralelo y haber atentado contra su honor. "Cualquier delincuente ha tenido mejor trato que yo", zanjó. Sólo permitió una concesión: "Es un error de todos los que participamos en la justicia"

A continuación, la secretaria judicial, Ángeles Jiménez, subrayó la sobrecarga de trabajo que soporta el Juzgado de lo Penal 1 de Motril, y ofreció una visión diferente sobre su responsable. Jiménez definió a la magistrada como "una persona despistada a la que hay que recordarle las cosas". "En el juzgado no había control de presos", reconoció Jiménez, quien admitió desconocer por qué no se anotó la prisión preventiva de Campoy en el libro de registro de presos.

El servicio de inspección del Poder Judicial había realizado una visita sorpresa al juzgado tras la suspensión de Entrena, y entonces detectó importantes irregularidades. El libro de presos preventivos (el registro de internos pendientes de juicio) era "un instrumento inútil para el control de este tipo de causas", según los inspectores. Algunos internos ni siquiera estaban anotados en él.

Por su parte, el fiscal Carlos Galindo encargado del caso, recordó que la sentencia absolutoria firmada por la juez recogía en su encabezamiento que Campoy estaba "en libertad provisional". Esta frase provocó que se desentendiera del caso al entender que el acusado se encontraba en la calle, tal y como mantuvo Entrena en su resolución.

Mientras, José Campoy denunció ante el jurado que en prisión se había sentido "olvidado como un perro", El preso alegó que no pidió su libertad durante los 17 meses porque no sabe leer y pensó que había sido condenado. "En prisión me daba cabezazos en la cárcel y perdí dientes", relató Campoy, que cuenta con 12 hermanos y está desempleado.

En la causa su abogado solicita 350.000 euros de indemnización para Campoy y la inhabilitación por ocho años de la magistrada. El letrado asemejó el desorden reinante en el juzgado de Entrena con el camarote de los hermanos Marx, y anunció que emprenderá acciones judiciales contra el fiscal y la secretaria judicial.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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