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El clérigo chií Al Sáder ordena a sus milicianos que dejen de luchar contra el Ejército de Irak

Ángeles Espinosa

El clérigo chií Múqtada al Sáder anunció ayer la retirada de sus milicianos de las calles y pidió al Gobierno que libere a los detenidos. El Ejecutivo de Nuri al Maliki se mostró satisfecho ya que corría el peligro de que el conflicto, desatado al intentar controlar Basora, se extendiera a todo el país. A pesar de la gravedad, la cumbre árabe reunida en Damasco no vio la necesidad de expresar su apoyo a Bagdad, lo que motivó una queja de su representante, el ministro de Exteriores Hoshyar Zebari.

"Cualquiera que lleve un arma y se enfrente a las instituciones del Gobierno no será uno de los nuestros", señaló Múqtada en un comunicado difundido a través de los altavoces de las mezquitas afines. Su decisión da un respiro al primer ministro, a quien la respuesta a su operación de limpieza de Basora cogió por sorpresa. Incluso dentro de la coalición gubernamental se habían empezado a oír críticas a su deficiente planificación.

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Además de la crisis de seguridad desencadenada en medio país, la incapacidad de las fuerzas de seguridad para someter a las milicias ha puesto en evidencia lo lejos que está de poder sustituir a las tropas estadounidenses. La imagen de los policías iraquíes entregando sus armas a un representante de Múqtada en Ciudad Sáder a cambio de ejemplares del Corán, dice más que cien batallas. Los sadaristas constituyen el mayor desafío a la coalición gubernamental en las elecciones provinciales convocadas para octubre.

En línea con la parálisis a que le condena su división interna, la cumbre árabe de Damasco evitó tanto apoyar al Gobierno de Bagdad como hacerse eco de los llamamientos de Múqtada para que respaldara su resistencia. La misma falta de resolución mostró respecto a la crisis libanesa, desencadenante del boicoteo de Beirut y de la baja representación de los aliados árabes de Estados Unidos (Arabia Saudí, Egipto y Jordania). Todo lo más que los participantes lograron consensuar fue un llamamiento a que el Gobierno y la oposición "se entiendan lo antes posible" para la elección de un presidente.

Respecto a la cuestión palestina, anunciaron que revisarán su oferta de paz a Israel si éste no cambia de actitud hacia los palestinos, pero no desvelaron cuál es su alternativa. La Declaración de Damasco se refiere a la propuesta que los árabes hicieron a Israel en 2002 para normalizar relaciones a cambio de su retirada de todos los territorios que capturó en la guerra de 1967 y que ese país ignora desde entonces.

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Sin embargo, el anuncio de que los árabes van a "evaluar y revisar" su estrategia para "decidir sus próximos pasos" pierde fuerza ante la división que se ha hecho patente en la cumbre de Damasco.

Tampoco parece que sea suficiente para desbloquear la situación el gesto que Israel hizo ayer tras la visita de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice. El Gobierno israelí se comprometió a desbloquear medio centenar de carreteras y eliminar algunos controles militares para despejar las vías de circulación de Cisjordania.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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