Agua va

- Vocabulario tripartito. CiU ha encontrado una mina en el léxico que utiliza el Gobierno catalán. Su portavoz parlamentario, Oriol Pujol Ferrusola, ha ofrecido esta semana una lista de equivalencias: lo que antes eran "barracones" son ahora "aulas prefabricadas". El que otrora se llamara "cuarto cinturón" debe llamarse en adelante "ronda del Vallès". Ya no hay "familia", sino "unidades de cohabitación" y la más jugosa: un "trasvase" se ha convertido en "aportación temporal de agua".

- El nombre de las cosas. ¿Es un trasvase el del Segre, negado primero y asumido después por Francesc Baltasar, consejero de Medio Ambiente?Baltasar conminó a los periodistas a no utilizar esa palabras -"no lo permitiré", llegó a decir- y, visto que la amenaza no surtía efecto, les pidió que inventaran otra. El Institut d'Estudis Catalans salió a la palestra para recordar al consejero que lo del Segre se llama y se llamará "trasvase".

- Pregúntale a Alicia. La política lingüística del tripartito recuerda la situación que reproduce Lewis Carroll en Alicia en el país de las Maravillas. Alicia se encuentra con un personaje llamado Humpty Dumpty y cruzan este diálogo actualísimo: "Cuando yo uso una palabra -dijo Humpty Dumpty- esa palabra significa lo que yo quiero que signifique". "La cuestión es -dijo Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas distintas". "La cuestión -replicó Humpty Dumpty- es saber quién manda. Eso es todo".

- Noticias de la naturaleza. Francisco Gil Hellín es arzobispo de Burgos y tiene opinión sobre la Ley del Aborto. Es, afirma con la rotundidad del propietario de la verdad más verdadera, "contraria al sentido común y a la ley natural". Ahora sólo le queda explicar qué es el sentido común y qué es la ley natural. Por menos puede recibir el Nobel.

- Varas de medir. Josep Huguet, consejero de Innovación y dirigente de ERC afín a Josep Puigcercós, cree que está muy mal que Josep Lluís Carod hable en público de sus proyectos de futuro, en vez de hacerlo en el seno del partido. No le pareció mal que Puigcercós abandonara el Gobierno catalán y sólo luego lo comunicara a ERC.