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Reportaje:EXTRA | Festival de Cine de Málaga

Creadores sin fronteras

El festival de Málaga premia al director Juan Carlos Fresnadillo y al productor Enrique López Lavigne por 28 semanas después

Elsa Fernández-Santos

Juan Carlos Fresnadillo y Enrique López Lavigne se deberían haber conocido en 1997 en el Festival de Alfaz del Pi. Lavigne era el encargado de entregar el Faro de Plata al mejor cortometraje de ese año y el premiado era el director canario por Esposados. Pero Fresnadillo (Santa Cruz de Tenerife, 1967), que había sido candidato al Oscar por aquella breve historia de amor, crimen y lotería, no se presentó. Cuatro años después se estrenaba en la Gran Vía madrileña Intacto, ópera prima de Fresnadillo. Un filme peculiar y sorprendente, por su atmósfera, por su tempo y por su trama. Un extraño thriller sobre un hombre capaz de arrebatarle la suerte a los que le rodean. López Lavigne (Madrid, 1967), que entonces trabajaba para Sogecine, era el productor ejecutivo.

Fresnadillo: "Nuestra complicidad está en el cine que queremos hacer más que en el que nos gusta ver"
López Lavigne: "Hay una nueva generación y una nueva narrativa que yo, como espectador, estoy deseando ver"

Intacto encerraba todas las claves y obsesiones del cine de Fresnadillo. Catástrofes aéreas, casinos perdidos en desiertos de lava y personajes supervivientes de tragedias: con Intacto nacía también uno de los equipos creativos más interesantes de una nueva generación de cineastas españoles.

El Festival de Cine Español de Málaga (que se celebra del 4 al 12 de abril. www.festivaldemalaga.com) entrega este año el Premio Eloy de la Iglesia a nuevos valores de la industria española a Fresnadillo y a Lavigne por el éxito de la que ha sido su siguiente película juntos: 28 semanas después, secuela del filme de terror de Danny Boyle 28 días después. Un filme de género rodado en inglés, escrito entre ambos, que logró ser el fin de semana de su estreno el año pasado la segunda película más taquillera en Estados Unidos, sólo superada por Spider-Man 3.

Con un pie en Hollywood y otro en Europa, Fresnadillo y Lavigne se han convertido en un modelo de trabajo en un momento de crisis. Aunque la huelga de guionistas ha dejado congelado su proyecto para Steven Spielberg, Wednesday, tienen dos nuevas historias entre manos. Sin tener muy claro dónde ni en qué idioma rodarán su nueva aventura, de momento se adentran en la escritura de una historia de suspense psicológico y en el rescate de un viejo proyecto del realizador canario: un filme sobre la deconstrucción del cine de catástrofes.

"Estamos trabajando con los dos guiones a la vez. Luego Juan Carlos elegirá el que prefiera", señala López Lavigne, serio cuando habla de futuro y proyectos y apasionado y divertido cuando se trata de defender opciones estéticas. Fresnadillo, siempre más callado, le deja llevar la voz cantante. La calma del canario contrasta con el nervio del madrileño.

PREGUNTA. ¿Cómo trabajan? ¿Cómo se escribe un guión a cuatro manos?

JUAN CARLOS FRESNADILLO. Discutimos el concepto, el mapa del guión, la estructura, y luego nos repartimos el trabajo y cada uno desarrolla una parte. Después lo fusionamos y volvemos a escribir.

ENRIQUE LÓPEZ LAVIGNE. Y entonces viene la tercera fase: en la que Juan Carlos elige lo que más le importa, lo que más le interesa, algo que a lo mejor no es tan evidente, que puede estar en el subtexto del guión. Es ahí donde surge su fuerte personalidad.

P. ¿En qué momento se decide el idioma en el que se rodará la película?

J. C. F. Cuando el guión está terminado. Cada historia pide un idioma.

E. L. L. Y cuando entras en contacto con otras personas que lo leen. Ver la reacción de los otros, desde un amigo a un productor, es muy útil en ese momento. Esas opiniones nos dan la primera percepción de una audiencia.

P. Tras vivir los últimos meses en Hollywood, ¿qué es lo que más les ha llamado la atención de allí?

E. L. L. Una de las cosas que más llama la atención es el interés que tienen por lo que está ocurriendo en las cinematografías extranjeras.

J. C. F. Los americanos están buscando un lenguaje más universal...

E. L. L. Hay una nueva generación que no sólo domina la imagen sino otros códigos de comunicación que han llegado a través de internet. Hay un recambio generacional evidente...

P. ¿Aquí también?

E. L. L. Dos de las grandes ganadoras de los últimos Goya, La soledad y El orfanato, dos películas que nos gustan y que admiramos, se pueden contar desde cualquier lugar del mundo. El cine español estaba demasiado pegado a la realidad española y quizá ahora las nuevas generaciones empiezan a despegarse de esa realidad. En Francia, un periodista le dijo a Bayona que su película tenía que ver con lo que hoy es una obsesión en cualquier país del mundo: la desaparición de niños.

J. C. F. El mito del flautista de Hamelin

..., de ahí nacen películas tan dispares como El orfanato o Gone babe gone, de Ben Affleck.

P. Pero siempre existirá una identidad cultural.

E. L. L. Sí, pero hoy la identidad cultural es algo más amplio. Hoy los jóvenes se han criado hablando dos idiomas y frente a una pantalla de internet.

P. ¿Y en una industria globalizada es posible un cine de autor?

J. C. F. Una película puede ser más autoral o más de género, pero ahora hay una mirada autoral dentro del género, por eso Hollywood se está fijando en talentos de fuera de su frontera. Es, en cualquier caso, una herencia histórica: Hollywood siempre se ha alimentado de cineastas extranjeros.

E. L. L. Lo que sí es nuevo es que Hollywood ahora está interesado en apostar por ese talento independientemente del idioma y el sitio en que se ruede. Es sintomático que la mayoría de los directores jóvenes españoles tienen agente en Hollywood. Es emocionante encontrarse allí con Gonzalo López Gallego, Javier Ruiz, Sergio Sánchez, Eduardo Chapero-Jackson, Paco Plaza, Nacho Vigalondo o Juan Antonio Bayona.

J. C. F. Es una generación totalmente nueva, que está muy conectada globalmente, que ya ha interiorizado todos los cambios, y eso se nota mucho.

P. También tiene que ver el que Hollywood ha sufrido una crisis de identidad enorme y se ha visto obligado a mirar fuera...

E. L. L. Las películas de los Oscar de este año, excepto Sweeney Todd, que es una película de estudio, son todas películas pequeñas o independientes.

P. Lleva unos años siendo así, ¿no?

E. L. L. Sí, era una tendencia que se ha marcado especialmente este año. Las películas de los Oscar son de un coste reducido (por debajo de 30 millones de dólares) y con una repercusión en taquilla mínima. Hoy Hollywood se ha polarizado totalmente y hay dos tipos de proyectos: los pequeños independientes y las películas-evento, que superan los 100 millones de dólares de coste. Dentro de esas películas-evento ahora empieza el 3D y otras nuevas tecnologías, formas de atraer público.

P. ¿Y ustedes dónde se ven?

J. C. F. Nosotros creemos que se puede compaginar el estar en los dos sitios, que se puede tener una mirada local y universal a la vez. Que se puede trabajar allí y aquí. Creo que en esto el ejemplo de los cineastas mexicanos es ejemplar.

E. L. L. Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu se han convertido en un ejemplo de cómo se puede trabajar en un cine fronterizo, un cine que se mueve en diferentes registros culturales.

J. C. F. A ellos les ha beneficiado mucho la cercanía con Estados Unidos, física y cultural. Y esa nueva generación de cineastas españoles los está mirando a ellos y está siendo conectada con Hollywood en gran medida gracias a ellos.

P. ¿Son el puente entre España y Hollywood?

E. L. L. Son puente y pioneros para nosotros. El apoyo que ha tenido Juan Antonio Bayona de Guillermo del Toro es un ejemplo de cómo pueden funcionar las cosas.

P. Pero el idioma es una pieza fundamental. Lo que les une con esos cineastas fronterizos es una lengua común.

E. L. L. El idioma, sí, y una afinidad estética común, una forma de ver el cine. Es la vuelta a un cine de género que maneja unos códigos universales y que conecta a un director japonés con uno español.

J. C. F. El cine de género está permitiendo que alguien que tiene una mirada muy personal y autoral pueda acoplarse a un producto que se vende en todo el planeta.

E. L. L. Children of men, una película de género de Alfonso Cuarón, se rodó en Londres, en inglés. Y es una película muy personal. Cuarón también hizo Harry Potter. Y Y tu mamá también, una película totalmente de autor y totalmente generacional. Él es un buen ejemplo de ese cine que viene y va...

P. Es un equilibrio que no es tan fácil de mantener. ¿Qué directores han conseguido estar en los dos mundos?

J. C. F. Polanski.

E. L. L. A la fuerza, pero es cierto..., digamos que Polanski, un ejemplo que le gusta mucho a Juan Carlos, supo hacer de la necesidad virtud y tiene una carrera tan europea como americana.

P. ¿Cuáles son los precedentes dentro del cine español? ¿No hay pioneros aquí?

E. L. L. Isasi Isasmendi, por ejemplo, rodó Estambul 65, El perro y Las Vegas 500 millones. Hay muchos precedentes en España. Jorge Grau rodó en Inglaterra en el año 1974 la primera película de zombis en inglés, No profanar el sueño de los muertos.

J. C. F. Una película fantástica con Arthur Kennedy. Precedentes hay

..., lo que no hay es la sensación de movimiento generacional, como ahora.

E. L. L. Hoy lo novedoso es toda una nueva generación que viaja sin problemas para ver dónde puede rodar sus películas. Y lo que es más increíble es que Hollywood está atrayendo a jóvenes directores españoles que sólo han rodado un cortometraje. Es el caso de Luis Berdejo, que aquí no le conoce nadie y allí ya tiene una carrera.

J. C. F. En Hollywood un buen corto puede abrirte las puertas. Aquí esa sensibilidad es más difícil. Luis Berdejo se ha pasado siete años intentando hacer su primer largometraje y no le ha quedado otra que irse allí...

E. L. L. Aquí ha faltado sensibilidad por parte de los productores. La respuesta al nuevo talento ha sido muy tímida. Y esta nueva generación, liderada por Bayona y Fresnadillo, debería empujar a esos nuevos directores para que rueden aquí o allí.

J. C. F. Y sin nuevos productores no tendremos nuevos directores...

P. Aquí a muchos todavía les sorprende que el productor, como es su caso, participe de forma tan creativa en la película...

E. L. L. En Estados Unidos no le sorprende a nadie. De hecho, lo normal es que se funcione con director-productor, o con director-productor y guionista. Van con sus propuestas como un equipo compacto. Aquí nos hemos saltado ese escalón, aquí el productor es también el promotor. Pero sí existen casos de productores ejemplares: Querejeta es el productor en el que todos nos hemos mirado.

J. C. F. Elías Querejeta es el mejor ejemplo del productor creativo.

E. L. L. Creo que hoy los cineastas jóvenes entienden mejor qué es el trabajo en equipo. Conozco a muchos directores jóvenes que lo que quieren es alguien que haga el camino con ellos.

P. ¿Entonces su carrera, Juan Carlos, no sería la misma sin Enrique?

J. C. F. Es una suerte encontrar a alguien que de verdad crea en lo que haces.

E. L. L. Y es importante también que el productor sepa borrarse en un momento determinado, dar un paso atrás y dejar solo al director, que es al final quien firma la película y quien decide qué alma tendrá ese cuerpo creado entre muchas personas. Una parte importante de Hollywood ha entendido que el productor no puede ser una figura castradora y que sólo una película con alma funciona.

P. ¿Y cuál es el cine que los une?

J. C. F. Nuestra complicidad está en el cine que queremos hacer más que en el que nos gusta ver.

E. L. L. Amenábar ha sido una figura clave porque abrió una puerta enorme con Los otros: la posibilidad de hacer una película española de fantasmas, en inglés, y con una estrella de Hollywood. Si nosotros estamos hoy aquí es por una figura como la suya.

P. ¿No hay cine español antes de Amenábar?

E. L. L. Por supuesto. Una de las mejores películas españolas de género, y que cuenta una realidad política y social, es La caza, de Saura.

J. C. F.O El día de la bestia...

E. L. L. Desde luego..., no se puede ser más local y universal a la vez.

P. ¿Y Almodóvar?

E. L. L. Almodóvar es un mundo aparte. Pero ha hecho falta una filmografía para que fuera se reconozcan las claves y las dimensiones de ese mundo propio. Por desgracia, hoy en día muy pocos directores jóvenes pueden aspirar a desarrollar una filmografía. Como mucho se puede pretender rodar una o dos películas.

P. ¿Qué viene después de ustedes?

E. L. L. La generación YouTube, que ya sabe moverse y elegir entre tanta avalancha de imágenes. El cine está cambiando mucho. Hay una nueva generación y una nueva narrativa que yo, como espectador, estoy deseando ver. Los Coen, que tienen una capacidad enorme para detectar y asimilar nuevas formas de lenguaje, lo han dejado ver en su película. En esa nueva narrativa desaparecerán las transiciones, todo irá mucho más al grano.

J. C. F. Se está ganando intensidad. Yo creo que se está volviendo a un cine muy clásico. Pozos de ambición, de Paul Thomas Anderson, y No es país para viejos son películas muy clásicas y muy modernas a la vez. Hay películas, como El ultimátum de Bourne, que apelan a la pura energía.

P. Y entre la intensidad y la energía, ¿con qué se quedan?

J. C. F. Con la intensidad. Para mí la película del año es la de Paul Thomas Anderson. Estoy agotado del cine clínico realista que tiene mucho que ver con la influencia de la televisión. Pozos de ambición recupera una épica perdida, era un cine que hacía falta. Ése en el que se vuelve a la representación del mito. -

Enrique López Lavigne (a la izquierda) y Juan Carlos Fresnadillo, productor y director, respectivamente, de la película <b><i>28 semanas después.</b></i>
Enrique López Lavigne (a la izquierda) y Juan Carlos Fresnadillo, productor y director, respectivamente, de la película 28 semanas después.ULY MARTÍN
Juan Carlos Fresnadillo (a la izquierda) y Enrique López Lavigne, director y productor cinematográficos.
Juan Carlos Fresnadillo (a la izquierda) y Enrique López Lavigne, director y productor cinematográficos.ULY MARTÍN

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Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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