"En México he roto esquemas"
Vive desde hace 13 años en Xochimilco, un barrio popular del sur de Ciudad de México. La calle está tranquila, es sábado y el reloj marca las nueve de la mañana. No hay presencia policial frente a la casa, nada llama la atención y nadie diría que estamos frente a la residencia de la presidenta de la Cámara de Diputados de México. Se mueve sin escolta en una ciudad donde abundan los guaruras (guardaespaldas), y lleva cada mañana a sus dos hijos a la escuela. Suena el timbre y abre la puerta una mujer de aspecto joven y desenfadado, larga cabellera, tejanos ajustados y camisa blanca. Es la dueña de la casa y se llama Ruth Zavaleta, diputada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y un valor en alza dentro de la izquierda mexicana.
Inicialmente, la cita era en su despacho de la Cámara baja federal, pero a última hora la presidenta cambió lugar y hora y propuso tomar el desayuno en su casa. Hay actividad en la cocina y el olor de buena comida llega hasta la mesa. Zavaleta va y viene con bandejas llenas de fruta, nopales, aguacate y tortillas de maíz. Ya sentados, llega el plato fuerte de un desayuno genuino: huevos a la mexicana.
Cuando se estrenó, dijo que era hora de que el Congreso asumiera su papel de verdadero poder de control del Ejecutivo y el Judicial, actuando con transparencia, honestidad y creatividad. Han transcurrido apenas seis meses y Zavaleta ha recibido elogios y ataques, éstos desde su propio bando. Molesta su estilo directo e independiente, ajeno al dictado de los líderes de su partido. Andrés Manuel López Obrador y Gerardo Fernández Noroña, ex candidato presidencial y portavoz del PRD, han usado expresiones groseras y machistas para descalificarla.
Porque es una mujer al frente de la Cámara de Diputados, una institución dominada por hombres en un país machista como México. ¿Sorprendente? Sonríe y contesta: "Bueno, primero fue convencer a los compañeros de que yo tenía la mejor experiencia para ejercer el cargo. Llegué y empecé a hacer una serie de cambios, de estilo y forma. Soy mujer y de izquierda. Rompí esquemas que no estaba previsto que se rompieran". Algo cree haber conseguido en los primeros meses de su mandato: quebrar la cultura machista imperante en la Cámara. "No me quedo callada y me defiendo, pero no a gritos, sino con argumentos. Quiero que me respeten porque soy mujer, ser humano y porque cumplo con mi trabajo".
¿Es un sueño que una mujer llegue a la presidencia de México? "Primero hay que romper con la cultura machista. Segundo, tiene que haber mujeres que participen y estén visibles en la política. En el imaginario de la gente no hay muchas mujeres en la pantalla de la política. No hay mujeres presidenciables. Pero no estamos tan lejos. Tenemos que convencernos de que sí podemos".
La jefa de la Cámara baja sigue sin reconocer la legitimidad del actual presidente, Felipe Calderón, que ganó unas elecciones muy cuestionadas. "Debió permitir que se abrieran todas las urnas. El que nada debe, nada teme".
Los nopales y las tortillas de maíz desaparecen poco a poco de las bandejas. La primera diputada de México -que cumplirá 42 años en agosto- tiene origen vasco, su bisabuelo llegó con el apellido Zavaleta y se instaló en Guerrero. Ha llegado lejos, pero su carrera política no ha terminado. Apunta más alto. ¿La presidencia? "Nunca he pensado proyectarme para ser una figura que la sociedad acepte. Siempre trato de hacer lo mejor y cumplir en el lugar donde estoy. Soy una mujer de pasiones y estoy apasionada con mi trabajo".
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