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Tierra, agua y fuego hechos arte

La mujer y la fertilidad centran las terracotas de Seni Awa Camara

Desde finales de 2005, un pequeño local ubicado a la altura del número 10 de la calle Sombrerería de Bilbao alberga la sede de Kalao, la única galería española especializada en exhibir y comercializar pinturas y esculturas africanas.

La galería bilbaína Kalao muestra 15 piezas de la artista senegalesa

Sus paredes y estantes están ahora ocuapadas por 15 terracotas de la artista senegalesa Seni Awa Camara, una muestra que tiene como tema principal la mujer y la fertilidad. Figuras de animales se mezclan con otras que reflejan fantasías de una mujer que reclama la intervención de los espíritus para lograr tener una niña, amazonas que se dirigen a la batalla y ancianas que esperan resignadas la llegada de enemigos que destruirán su aldea y acabarán con su vida.

La exposición de terracotas de Awa (hasta el 26 de abril, en horario de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00) sigue la estela de muestras de artistas africanos como Abu Traoré, Kambou Takité, Taofic Adeyinka, J.B. Ayissi y Hamed Ouattara.

La huella de la guerra es una constante en la producción de Awa Camara. Una idea que atormenta a una artista que logra convertir la artesanía en arte con mayúsculas y es exponente de una suerte de arte profano, alejado de usos rituales y también de la funcionalidad que se asocia a la alfarería. Esta circunstancia hace especial su producción, ya que el de ceramista es un oficio propio de mujeres en África occidental, pero siempre ligado a un uso funcional doméstico.

"Seni saltó esa barrera y desde los 12 años se dedicó a modelar el inconsciente colectivo de su pueblo en tierra, algo que nos entronca con el fenómeno de las terracotas africanas de hace mil años, donde sí había otra temática más religiosa y animista", precisa Jesús Ahedo, responsable de la galería bilbaína.

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"Ella controla perfectamente qué tipo de tierra utilizar, a qué profundidad extraerla y en qué lugares, y los tipos de cocción que hacen que no quiebre antes de tiempo", relata el galerista recorriendo el proceso de creación a base de tierra, agua y fuego, y que concluye con la cocción de las obras durante varios días, en un agujero practicado en el suelo a modo de horno.

Awa Camara aprendió el oficio de alfarera de su madre, lo ejerce desde hace medio siglo y el hecho de que apenas haya salido de su aldea, en Bignona, antigua capital de Casamance, no ha impedido que su producción haya logrado eco y reconocimiento en ambientes artísticos. Desde los años ochenta es conocida a nivel internacional y su obra se ha podido contemplar en el Centro Pompidou de París, el Centro Atlántico de Arte Moderno de Canarias, el Groningen Museum de Holanda, el Centro Cultural de Arte Contemporáneo de México D.F., y en el Guggenheim bilbaíno. Asimismo, Fernando Trueba produjo en 1990 un documental de Philip Haas titulado Seni's children y centrado en su trabajo.

Sus hijos también se dedican a la escultura, pero no se vislumbra en ellos el talento de su madre, una artista sexagenaria que desde hace tres años, coincidiendo con la muerte de su esposo, ha disminuido notablemente su ritmo de producción. Las piezas que ofrece Kalao se pueden adquirir a unos precios que oscilan entre 200 y 2.500 euros.

La galería bilbaína tiene confirmadas otras dos exposiciones en los próximos meses: una de la pintora congoleña Leticia Mahoungou, del 6 de junio al 19 de julio, y otra de la escultora y pintora Rhode Makoumbou, del 3 de octubre al 15 de noviembre.

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