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Columna
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La derecha, la cultura y la lengua

Se lamentaba en estas páginas Josep Lluís Barona, hace unos días, de que las instituciones valencianas hayan negado un homenaje de reconocimiento a Josep Renau y que el nombre de Juan Gil Albert haya sido borrado del principal instituto de promoción de la cultura y la investigación de la Diputación de Alicante. Y lo hacía dentro de un artículo en el que ponía de relieve la miseria política y moral de quienes continúan atizando la estrategia de la manipulación de lenguas y nombres para construirse un mundo a la medida de sus intereses. Y tiene toda la razón. La derecha política valenciana que nos gobierna se interesa muy poco por la cultura. La Universitat de València ha rendido homenaje a artistas, científicos, intelectuales, políticos... que vivieron en aquella Valencia capital de la República: Renau, Gil Albert, Max Aub. Negrín... Ha sido un esfuerzo digno que ha permitido un mejor conocimiento por los valencianos de aquel pasado. La derecha política, las instituciones que dirige, no han mostrado el menor interés por colaborar en el magno acontecimiento.

Dice Barona, en su artículo: "Ningún país relegaría al olvido a figuras tan relevantes como Renau, Fuster, Max Aub o Gil Albert, entre muchos otros. Al final es el país esquilmado, ignorante y manipulado el que paga siempre las consecuencias". Ciertamente. Pero lo que sucede en nuestro caso es que la derecha valenciana no considera que seamos un país. Somos... eso, una comunitat, una autonomía. Y si les hablas de cultura, te responden: "¿Cultura? Ahí está el Palau de les Arts. Una cantidad de millones como nunca se había visto, destinados a la cultura". Es la respuesta del nuevo rico que piensa que todo se arregla con dinero. Con dinero del contribuyente, claro.

El caso es que a esta derecha le van bien las cosas y no necesita complicarse la vida. Tiene consolidada una mayoría absoluta de votantes y no parece que amaine. Y es que, como apunta Barona, "quizá sea la adecuada proporción de manipulación, ignorancia y complicidades la que proporcione victorias políticas". No diría yo que no. Desde luego tienen a su disposición un instrumento fundamental: la Radio Televisió Valenciana. Una de las emisoras más sectarias y manipuladoras de la opinión pública que existen. Tal vez pueda equipararse con Telemadrid, la emisora de doña Esperanza Aguirre, la gran amiga de Paco Camps.

Ni les importa la cultura, ni la educación ni el fomento del uso de nuestra lengua. En esto del valenciano llegan a extremos que rayan en lo ridículo. Se ha podido ver en Canal 9 cuando Julio Tormo entrevistaba a la alcaldesa Rita Barberà, durante las Fallas. Julio se dirigía a la alcaldesa en un valenciano correcto, exponiéndole un hecho concreto y recabando su opinión. Y doña Rita le respondía en un castellano no menos correcto. La escena resultaba tragicómica. ¿Acaso doña Rita no sabe hablar en valenciano? No me lo creo. Y si es así, ¿no hubiese podido aprender nuestra lengua después de tantos años empuñando la vara municipal?

No quiere. Ha demostrado palmariamente, nuestra alcaldesa del cap i casal, que no quiere hablar en valenciano. Las razones ella las sabrá. En todo caso, significa un menosprecio a nuestra lengua.

fburguera@inves.es

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