Agua a estribor
Se habló mucho durante la precampaña y la campaña electoral sobre la crisis, recesión incluso para algunos, en la que había caído la economía española. La palabra crisis, al menos en su acepción de situación problemática o en trance de cambios, pudiera emplearse, no desde luego la de recesión, al menos de momento. Pero sí que los dos conceptos son perfectamente aplicables a uno de sus sectores productivos, al de la construcción, más concretamente al subsector de la vivienda.
La construcción residencial no sólo está en recesión, sino que, utilizando el símil de un barco, podemos decir que a la economía española se le ha abierto una vía de agua importante, que puede llegar a hundirla en la recesión si no se tapona pronto. Esto, además, sucede en un momento en el que las condiciones de navegación se han complicado muchísimo debido a la crisis financiera internacional, a la desaceleración de los mercados exteriores, a la inflación y a la fuerte apreciación del euro. Alguien me decía hace poco, a propósito de este símil, que los barcos modernos no se hunden por una sola vía de agua, ya que están divididos en compartimentos estancos, pero yo le recordé que en la economía no hay compartimentos estancos, al revés, todo está muy comunicado.
El ajuste del sector de la vivienda no hay quien lo pare, ni tampoco hay que pararlo
Los gráficos adjuntos recogen algunos indicadores significativos de la evolución reciente de la construcción. Entre los que podemos considerar coincidentes con el ciclo de actividad real, el consumo aparente de cemento entró ya claramente en zona de tasas negativas en la segunda mitad de 2007, que han alcanzado cifras cercanas al 10% en diciembre y enero. Seguramente eso tiene que ver con la fuerte caída de nuevas viviendas iniciadas. Los afiliados a la Seguridad Social, que habían empezado 2007 con tasas de crecimiento superiores al 6%, en febrero último caían un 2,5%, y el paro registrado marca un ascenso fulgurante hasta una tasa del 36% en dicho mes. Por otra parte, el gráfico derecho, en el que se recoge un indicador adelantado (los visados de obra nueva en viviendas), nos dice que la cosa va a ir a peor durante al menos los dos próximos años, ya que al finalizar 2007 estaban cayendo a tasas superiores al 30%, y hay que tener en cuenta que los visados de hoy son la obra de los dos próximos años, que es lo que tarda una vivienda media en acabarse desde que se visa.
El ajuste del sector de la vivienda no hay quien lo pare, ni tampoco hay que pararlo, pues está claro que hay un enorme exceso de producción que hay que reducir. Pero sí se pueden tomar medidas para que el sector de la construcción en su conjunto no se venga abajo, con la destrucción de trabajo y capital productivo (además, por supuesto, del financiero) que eso lleva aparejado, y con un importante efecto arrastre sobre el conjunto de la economía (el boquete de agua). La medida más efectiva, directa y rápida sería inyectar unos cuantos miles de millones de euros en los créditos presupuestarios destinados a infraestructuras. Sería un aumento del gasto público transitorio, que no dañaría la estructura de las cuentas públicas a medio plazo y al que, en las circunstancias actuales, no cabe atribuir prácticamente ninguno de los efectos colaterales negativos (crowding out, inflación) que ciertamente tienen las políticas keynesianas utilizadas abusivamente. Afortunadamente, algo de esto ya le oímos decir en la campaña electoral al que seguirá siendo presidente del Gobierno en los próximos cuatro años. Sólo hay que pedir que se haga cuanto antes.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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