Dinamismo y economía
El Mazda 6 recuerda al anterior modelo, pero es un coche nuevo que aunque ha crecido en tamaño, pesa 35 kilos menos, gracias a un buen trabajo de aligeramiento que busca reducir consumos y emisiones. Ofrece un comportamiento eficaz y una aerodinámica impecable. Y aunque no aporta detalles vanguardistas, el acabado Luxury incluye sensor de aparcamiento,
llave inteligente, arranque por botón y bluetooth.
Consumo ajustado
Esta berlina se vende con un motor 2.0 turbodiésel y un cambio manual de seis marchas algo duro de accionamiento. Rinde 140 CV y ha recibido mejoras que reducen 0,4 litros el consumo y sitúan el nuevo Mazda entre los modelos más eficientes de su tamaño. También se ha trabajado la insonorización y las vibraciones, y aunque no es el más silencioso, hace menos ruido que su antecesor.
Con esta base ofrece unas prestaciones correctas para viajar a buen ritmo, incluso a plena carga, pero no transmite la sensación de fuerza ni el nervio de otros rivales. Es elástico a bajo régimen para circular en ciudad y se recupera bien por debajo de 3.000 vueltas, pero después le falta algo de garra y alegría a altas revoluciones. Su respuesta muy plana permite llanear a punta de acelerador en trazados amplios y llanos, aunque exige pisar más a fondo en las subidas para no tener que reducir, y hay que elegir bien la marcha para adelantar con rapidez. Aunque es un motor correcto como versión básica y da un buen servicio en el uso diario, se echa de menos otro
turbodiésel más potente.
Los consumos, en cambio, son ajustados e inferiores a los de muchos competidores. En conducción suave puede bajar de siete litros y apenas supera los ocho en ciudad y estirando las marchas, cifras brillantes que se reflejan en unas emisiones de CO2 muy bajas para su tamaño.
Estable y fácil de conducir
La mayor rigidez del chasis y las mejoras de las suspensiones, unidas a las llantas de 18 pulgadas del acabado Luxury de la unidad de pruebas, forman un conjunto muy asentado y eficaz en todo tipo de trazados. El 6 es un coche fácil y agradable de conducir que hace sentirse compenetrado enseguida. Tiene unos reglajes firmes y deportivos, pero no penaliza la comodidad y permite viajar con un confort correcto. Su ligereza mejora el comportamiento dinámico, porque a pesar de su tamaño resulta ágil y muy estable en carreteras viradas, obedece al volante con docilidad y se pega bien al asfalto manteniendo balanceos comedidos.
La eficacia se mantiene en trazados rápidos y autopista: circula con aplomo, no acusa el viento lateral y muestra siempre reacciones nobles y predecibles que dan seguridad. Además, frena muy bien sin acusar la fatiga cuando se le exige e incluye el control de estabilidad, que ayuda a lograr un equilibrio dinámico acertado y permite disfrutar sus virtudes sin ser un conductor muy dotado.
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