Proezas 'made in Spain'
Una exposición demuestra que estética y utilidad pueden y deben ir unidas
¿Qué sucede con los objetos que nos rodean? Piense en unas tijeras, una silla, una vinagrera... hasta en un semáforo... Probablemente será una de las tres cosas que siguen: a) son muy bonitos, pero no valen para mucho; 2) son muy útiles, pero un horror estético; 3) lo más de lo más: son estéticamente bellos y, además, eficaces. Bien, de esto último trata la exposición La utilidad en el diseño, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, abierta hasta el 27 de abril.
Los 17 objetos seleccionados, todos made in Spain, proceden de los más diversos ámbitos, menaje de cocina, herramientas de ferretería, mobiliario urbano, productos de limpieza o calzado. Y demuestran desde casi siempre -la historia parte con ese gran invento español, la fregona (1965), hasta un contenedor de residuos- que el hecho de que funcionen bien ya les hace bellos y otra cuestión no menos importante: que el diseño va calando en la estructura empresarial española, aunque este maridaje, salvo honrosas excepciones como Camper y Zara, sea aún la gran asignatura pendiente. Pero hay buenas noticias. Tras fijar demasiado el foco en el diseño italiano en los años ochenta y la euforia del diseño barcelonés una década después, llegó una cierta corrección de la mano de Ikea, que "democratiza el gusto y se basa en aplicar mucha inteligencia para abaratar costes", explica el comisario de la exposición, Oriol Pibernat.
La tendencia, ahora, es diseñar objetos muy simples y atractivos a los ojos ("el iPod es un buen ejemplo"), con una mirada en los países escandinavos y en la simplicidad orientalista (véanse los diseños de Muji). En resumen: hacernos la vida más fácil y de paso más bella.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.