Un muerto a tiros en Buenos Aires
Los autobuses de los hinchas del Vélez Sarsfield fueron atacados cuando se dirigían al estadio
Esta vez fue a tiros y en una emboscada. El año pasado, a pedradas. Anteriormente, a cuchilladas o en ajustes de cuentas al más puro estilo mafioso o aplastando a espectadores contra una valla... La macabra lista de muertes en el fútbol argentino continúa aumentando mientras clubes, federación y autoridades llevan años lanzándose acusaciones sin que nadie detenga la violencia desbordada. Ayer, la víctima fue Emanuel Álvarez, de 21 años, que viajaba en un autobús con seguidores del Vélez Sarsfield que, en pleno Buenos Aires, fue tiroteado en una acción planeada.
El Vélez, que debía enfrentarse al San Lorenzo, ambos de la capital argentina, en la sexta jornada del Torneo Clausura, suele organizar una caravana para que sus hinchas se trasladen en grupo. Ayer constaba de 40 vehículos. Cuando al convoy todavía le quedaban unas 20 manzanas para llegar al estadio Nuevo Gasómetro, feudo del San Lorenzo, cruzó frente a un terreno propiedad del Huracán, otro equipo capitalino cuyos radicales han jurado odio eterno a los del Vélez. En ese momento, según testigos, comenzaron a sonar ruidos parecidos a los fuegos artificiales. "Pero, en realidad, era una balacera", destacaron algunos pasajeros. Otras versiones señalaban a un tirador apostado frente al terreno del Huracán como autor de los tiros. Tras disparar, según los mismos testimonios, el hombre se levantó del suelo y huyó a bordo de un coche que le aguardaba. Emanuel fue alcanzado en el tórax y, aunque se le trasladó rápidamente al hospital Piñeiro, los médicos no pudieron salvarle la vida.
Poco después, cuando el partido estaba a punto de iniciarse, llegó al estadio la noticia del fallecimiento del seguidor tiroteado y los aficionados del Vélez, ubicados en un fondo, se precipitaron hacia las vallas. El árbitro decidió suspender el encuentro mientras decenas de agentes antidisturbios entraban en el terreno de juego y lanzaban pelotas de goma y botes de humo para evitar la invasión del campo. La policía tuvo que recurrir a un cañón de agua para apaciguar los ánimos. El recinto fue desalojado con rapidez, pero, inexplicablemente, se decidió hacer retornar a los hinchas del Vélez por el mismo lugar donde se produjo el tiroteo. En ese momento, éstos atacaron las instalaciones del Huracán y las fuerzas del orden tuvieron que volver a intervenir sin que se registraran heridos, pero si daños materiales.
La federación argentina (AFA) anunció que la jornada no se suspendía porque, según Ernesto Cherquis, su portavoz, "la violencia excede el mundo del fútbol y es un hecho social". Cherquis cargó la responsabilidad sobre la policía que debía custodiar la caravana e incluso negó la mayor al asegurar que tal vez la muerte de Álvarez -la 178ª del fútbol argentino desde 1939, sin contar 80 fallecidos en una avalancha en 1968- no tuviera nada que ver con el deporte. "Todavía no hay pruebas", subrayó en una intervención televisiva.
Más expeditivas fueron las autoridades de Jujuy -al norte de Argentina-, que comunicaron a la AFA que no podían garantizar la seguridad del partido entre el Gimnasia y Esgrima y el Lanús, por lo que se suspendió.
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