"No estamos ni para el podio"
Los primeros entrenamientos de Alonso con el nuevo Renault certifican las limitaciones del monoplaza
A un día del inicio del Campeonato del Mundo de fórmula 1, con el Gran Premio de Australia (esta noche, 5.30; Telecinco), la situación no ha cambiado. Fernando Alonso no dispondrá de un coche ganador. Ni siquiera será capaz de luchar por el podio. Aunque los ingenieros de Renault habían puesto muchas ilusiones y un sinfín de esperanzas en el nuevo R28, la decepción es grande tanto para ellos como para el español, que, tras los entrenamientos libres de ayer, confesó que tenía dudas de si podría clasificarse entre los diez primeros en la parrilla de salida. "No estamos ni para subir al podio", afirmó Alonso. Renault va por detrás de Ferrari, McLaren Mercedes y BMW. Y, por el momento, su lucha estará centrada en superar a escuderías secundarias como Williams, Red Bull y Toyota.
Eso es algo que Alonso ya sabía. Su dilema cuando decidió fichar por Renault estaba claro. "¿Prefiero la estabilidad de un equipo que ya conozco a la perfección o la competitividad de McLaren, que me ofrece un coche ganador, pero una convivencia irreconciliable?", se preguntó. Y la respuesta la resolvió en un par de minutos. Ni él quería seguir en McLaren ni la escudería de Ron Dennis tenía el más mínimo interés en mantenerle. Tras un año de inestabilidad, de malos rollos con Lewis Hamilton, su compañero, y con los dirigentes y de supuestas traiciones, Alonso optó por recuperar aquel trato familiar que tenía en Renault.
Cuando anunció hace unas semanas que la situación no era precisamente de euforia, Alonso no hizo más que constatar algo que ya sabía. "Estamos donde yo creía que estaríamos", explica. "Renault acabó muy mal la temporada pasada y eso no se remonta en tres meses. Estamos lejos de las escuderías punteras y no espero grandes resultados en la primera parte del campeonato", continúa; "hay todavía muchas cosas que debemos aprender y mejorar. Por tanto, debemos esperar. No estamos para ganar aquí y no me veo luchando ni siquiera por el podio. Pensar en ello no sería realista".
Sin embargo, eso ahora no parece preocuparle excesivamente. A pesar de que es un ganador nato y que se sentirá fatal si su coche no llega a ser competitivo, valora el trato que está recibiendo. Es el rey de la escudería. Es el hombre a quien consultan cualquier evolución, cualquier problema; el que aporta soluciones. Se ha convertido en algo más que un simple piloto. Cuenta con la confianza total no sólo del jefe, Flavio Briatore, sino también de todo el equipo de ingenieros, que ven en él la única posibilidad de resurrección de la escudería. "El equipo me demuestra mucha confianza. Cualquier mejora la quiere contrastar conmigo", comenta Alonso; "eso no ocurría hace dos años, puesto que todo lo compartíamos con Fisichella. He recuperado la alegría de vivir. Me levanto cada día a las siete de la mañana con ganas de mejorar el coche. Sin embargo, si nuestra situación no mejora tras algunas carreras, puede cundir el desánimo".
Ayer lo había en el equipo Renault. El debut oficial del R28 constató lo que todo el mundo se temía: están a más de un segundo por vuelta de Ferrari y a unas ocho décimas de McLaren. Incluso Red Bull y Toyota lograron mejores tiempos. "Yo hice el 13º, a 2,2 segundos de Hamilton, y Piquet el 19º en la segunda sesión de entrenamientos libres. No puedo garantizar que esté entre los diez primeros en la salida", reflexionó Alonso, que había sido sexto en los primeros entrenamientos libres y acabó noveno en la clasificación combinada.
El coche no ofrece su mejor rendimiento en las dos o tres primeras vueltas. Luego, mejora. Pero eso es terrible para afrontar la cronometrada. "Cuando realmente demostraremos nuestro potencial será en la cuarta carrera, en Barcelona", asegura Briatore; "allí vamos a incorporar un nuevo paquete aerodinámico y nuevas suspensiones que nos permitirán acercarnos a Ferrari". Hasta entonces, Alonso deberá conformarse con haber encontrado en Renault una situación de estabilidad que no tenía en McLaren. Y puede que esta tranquilidad emocional le permita ofrecer un 200% de su rendimiento y dé alguna sorpresa. Pero puede también que a partir de Barcelona, el 27 de abril, cunda el pánico si el equipo y Alonso descubren que sus mejoras han quedado absorbidas por las evoluciones de las demás escuderías.
Diez segundos para salir del coche
Como es habitual desde hace ya algunos años, todos los pilotos del paddock de la F-1 pasaron el jueves una prueba muy particular. No se trataba de ser el más veloz al volante, sino simplemente de salir del coche en menos de diez segundos. La prueba la realizan técnicos de la FIA a puerta cerrada en el taller de cada equipo y deben superarla los dos pilotos de cada escudería y también los probadores. El objetivo fundamental es comprobar tanto su estado de forma como si el cockpit -el habitáculo del conductor- cumple los requisitos de seguridad.
Alonso realizó la prueba en 8,4 segundos. Le sobró un segundo y medio a pesar de la dificultad que entraña el examen. Cada piloto debe sacar el volante, desabrocharse el cinturón de seguridad y poner un pie en el suelo en menos de cinco segundos. En los cinco restantes debe bajarse y recolocar el volante. Quienes más dificultades tienen son los pilotos de más envergadura, como David Coulthard o Mark Webber. Sin embargo, todos superaron la prueba.
Pedro Martínez de la Rosa, que ayer fue elegido presidente de la Asociación de Pilotos de F-1 (GPDA) en sustitución de Ralf Schumacher, también la pasó sin problemas. "Durante mi etapa como presidente de la GPDA, seguiré colaborando estrechamente con la FIA en pro de la seguridad", aseguró; "por otra parte, intentaré también integrar en el equipo directivo a pilotos como Raikkonen o Hamilton para que se impliquen en la asociación".
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