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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Utópicos del siglo XXI

"Dejé los bosques por el mismo motivo que me llevó a ellos. Creí tener todavía varias vidas por vivir y no podía pasar más tiempo en ésta". La cita del filósofo anarquista estadounidense Henry D. Thoreau, pionero de la ecología y de la ética medioambientalista, sirve como resumen de las intenciones de una exposición como Paraísos indómitos, que trata de explorar las nuevas relaciones establecidas en los últimos tiempos entre el paisaje y los artistas contemporáneos. La fascinación por los lugares inexplorados, la fuerza que desprenden determinados enclaves naturales y la preocupación por el futuro del planeta son algunos de los temas presentes en piezas que plantean cuestiones siempre con la naturaleza como telón de fondo y desde diversas perspectivas.

Paraísos indómitos

Museo Marco. Príncipe 54. Vigo

Hasta el 18 de mayo

Más información
"El problema del paisaje actual es la fragmentación"

En cierta forma los artistas se han convertido en los nuevos aventureros del siglo XXI y algunos lo demuestran claramente con su empeño por llegar hasta escenarios naturales apenas visitados. Las herramientas que manejan son distintas de las que llevaban los expedicionarios de otras épocas pero su actitud sigue conservando algo de desafío al entorno en el que vivimos. Los artistas no intentan ya conquistar una cumbre o llegar al último confín del mundo pero sí que buscan encontrar en esos rincones, a veces inhóspitos, algunas claves para explicar lo que sucede en el mundo de hoy. La exposición se divide en cuatro apartados temáticos. El primero tiene como eje los espacios que se resisten a ser domesticados por parte del ser humano y en él se muestran piezas de artistas como Guido van der Werve, Mireya Massó, Thiago Rocha Pitta, Thomas Joshua Cooper o Eric Rossoman. La segunda sección se centra en la relación entre los viajes utópicos hacia lugares inexplorados y el viaje interior. Aquí pueden verse trabajos de Marine Hugonnier, Nir Evron, Eva Koch, Sergio Belinchón o Alberto Baraya.

La colaboración entre artistas y científicos para abordar una mejora en el uso y transformación de los espacios naturales es el objeto del tercer apartado que, probablemente, es el que plantea aportaciones más originales al primer objetivo de la muestra. Creadores como Guillem Bayo, Marjetica Potrc, Peter Coffin, Gonzalo Puch o Heather & Ivan Morison plantean interrogantes y soluciones sobre los males que aquejan a la naturaleza. Precisamente, los paraísos dañados y la complicada relación entre el hombre y su entorno natural son el eje temático de la última sección que incluye trabajos de Caio Reisewitz, André Cepeda, Roberto Bellini, Rodney Graham y Cyprien Gaillard.

El brasileño Caio Reisewitz presenta dos series de fotografías muy distintas entre sí. En Mamanguá expone con solemnidad la belleza de algunos parajes naturales de su país natal. La monumentalidad de estas imágenes contrasta con la devastación que refleja la serie Reforma agraria, en la que el artista descubre cómo el hombre no duda en destruir la naturaleza para poder seguir sobreviviendo. Las instantáneas de campos arrasados por el fuego conservan, pese a todo, una belleza desoladora.

La danesa Eva Koch también presenta a través de un vídeo el paisaje idílico de las islas Feroe, un lugar en el que la comunidad residente ha creado un paraíso no contaminado. Pero las apariencias a veces esconden sorpresas y la artista muestra en Evergreen cómo en estos escenarios de ensueño los niños también se insultan y se tiran piedras. El mito del pequeño salvaje y las preguntas sobre la naturaleza humana son temas presentes en la pieza. Desde una perspectiva totalmente distinta, el sevillano Gonzalo Puch nos muestra, a través de un vídeo y de cajas de luz, la transformación del estudio del artista en un hospital para el tratamiento y la sanación de las plantas. Es un intento por mostrar cómo la ciencia-ficción como género puede servir para recrear la contradicción del progreso y su choque con la naturaleza. El arte no servirá para salvar los rincones más bellos del planeta pero sí que aspira a reivindicarse como un medio para reflexionar sobre el proceso de autodestrucción del hombre y su entorno. -

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