La mirada del dolor
Hablaba Manuel Vicent el domingo de la larga dedicación al proceso de creación de un asesino fanático. De ETA, en este caso.
Efectivamente, eso debe ser lo costoso, y no la herramienta, una pistola y cinco balas. Ocurre así en las guerras: para lograr que un ser humano supere el vómito ante la natural repugnancia a matar, primero se le deshumaniza. Se le convierte también en herramienta para que pueda, a su vez, considerar a un semejante sólo como un objetivo, como una cosa. Como una ekintza.
Si en un futuro el poseído que ha asesinado a Isaías Carrasco quiere volver al mundo de los seres humanos, que se grabe la imagen de la mirada de su viuda, esa mirada concentrada en la ausencia del ser querido. La mirada de quien desea recordarse acompañando a su marido paseando por la calle antes que ver la realidad y ser consciente de su repentino e incomprensible vacío actual. La mirada del dolor sin respuesta del otro lado del miedo. Un abrazo, Marian.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.