Rajoy pincha el globo de la sucesión y promete que será el candidato en 2012
El líder del PP reta a "cualquiera" a presentarse y Aguirre anuncia que no lo hará - Los barones cierran filas y aplauden a su jefe por quedarse tras la derrota
Una vez más, él solo, con sus silencios, con sus retrasos, con sus ambigüedades, dejó que se hinchara el globo. De nuevo, él solo lo pinchó, y dentro no había nada. Eso sí, lo hizo como siempre que tiene problemas: con sorna. Mariano Rajoy sostuvo una y otra vez ayer que nunca se le pasó por la cabeza dimitir, que habrá un congreso en junio y él se presentará a la reelección para ser, de nuevo y tras dos derrotas, el candidato del Partido Popular en 2012. ¿Y por qué casi todo su partido y la prensa pensó lo contrario? "Porque nadie me había preguntado", contestó sarcástico.
El globo, el mismo que llevó a todo el partido a pensar que Alberto Ruiz-Gallardón iría en las listas y al alcalde a llevarse un enorme chasco, fue creciendo incluso mientras hablaba ante el Comité Ejecutivo de su partido, donde están todos los barones y sus posibles sucesores. Rajoy, amante de las ambigüedades hasta el extremo, hizo sufrir -o gozar- a los suyos hasta el último minuto.
Con cara de derrota, arrancó como si fuera a dimitir, según varios de los presentes: "Vamos a convocar un congreso del partido en junio. Y ahí se podrá presentar quien quiera, con el equipo que quiera, y con el programa que quiera". Parecía una despedida. Algunos empezaron a mirarse con cara de circunstancias. Mientras, Rajoy, seguía con su ambigüedad, hasta que al final, lanzó la noticia: "Yo, desde luego, me voy a presentar con mi equipo, y mi programa será el programa electoral del PP. Además, lo hago para ser el candidato en 2012". Rajoy truncaba así cualquier maniobra para su sucesión. El líder retó a "cualquiera" a presentarse contra él, pero no es previsible que nadie se atreva a hacerlo. Por si acaso, Esperanza Aguirre aseguró anoche a Europa Press que ella no será candidata alternativa.
Antes, el líder del PP había dejado muy claro uno de los asuntos que le obsesionan: que él no se deja influir por los periódicos y las radios conservadoras, algunos de los cuales habían reclamado con insistencia su dimisión. "Me presento porque el PP es independiente, también de algunos que se creen muy influyentes y se ha demostrado que no lo son tanto, digan lo que digan, aunque sea desde televisiones públicas".
En las últimas 48 horas, El Mundo, La Cope y el presentador de Telemadrid Fernando Sánchez Dragó -medios que habitualmente apoyan las tesis de Aguirre- han reclamado a Rajoy que deje paso a la sucesión. La televisión pública presidida por el ex jefe de prensa de Aguirre llegó a plantear a los televidentes una encuesta para saber si Rajoy debía continuar al frente del PP.
Algunos dirigentes sostenían a la salida de la reunión que precisamente esta presión de los medios conservadores para que se fuera ha podido ejercer un efecto contrario: Rajoy se queda, aunque pensó en dimitir, para demostrar que es el PP quien toma sus decisiones. Gallardón coincidió con esa idea: "El guión de este partido lo escribimos desde dentro", dijo nada más hablar Rajoy.
Una vez terminado el discurso del líder, todos esperaban escuchar a sus posibles sucesores. Aguirre, la más fuerte de ellos, cerró filas como todos los demás: "Mariano, como presidenta del partido en Madrid, tienes mi apoyo y el de toda la organización". Francisco Camps, otro posible aspirante, se deshizo en elogios e incluso propuso que el congreso se haga en su tierra. "Hay elecciones gallegas, mejor en la mía", le respondió Alberto Núñez-Feijóo.
Todos, de una u otra manera, dejaron claro lo que Rajoy niega: que en el aire estaba su dimisión. El más claro fue Manuel Fraga, el fundador: "Te agradecemos que hayas tomado esta decisión aunque el cuerpo te pidiera otra cosa". En la cabeza de todos estaban las lágrimas de la esposa de Rajoy la noche electoral, la enigmática despedida -dijo "adiós" en lugar del habitual "muchas gracias"- y su silencio durante todo el lunes. Pero todo quedó en nada, en otro globo pinchado.
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