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Colin Matthews | Consejero delegado de BAA

Un experto en reguladores

Colin Matthews, de 51 años y nuevo consejero delegado de BAA, la filial de la española Ferrovial propietaria de siete aeropuertos británicos, incluidos los gigantes Heathrow y Gatwick, tiene fama de gestor competente, poco dado al populismo y capaz de tomar decisiones difíciles sin que le tiemble el pulso. Suya fue la decisión de dejar en tierra para siempre el mítico Concorde cuando trabajaba en British Airways.

Nacido por causalidad en Toronto (Canadá), donde su padre estaba diseñando una planta de acero, educado en Cambridge y en París, no suele pasar más de dos años en el mismo empleo y en los últimos años ha trabajado para General Electric, British Airways, Transco, Hays y Severn Trent.

Su formación como ingeniero le ha permitido aplicar sus conocimientos científicos a la gestión empresarial. Su primer empleo como aprendiz en el fabricante de frenos Lucas Girling, en Birmingham, se le quedó pequeño enseguida. "Era frustrante y muy poco exigente. En cuanto puede, conseguí un empleo de verdad, en el mundo de las operaciones internacionales", explicó en una entrevista. Eso le permitió irse a trabajar a Tokio y descubrir otra manera de entender la economía, muy distinta de la provinciana producción manufacturera de la Inglaterra de los años setenta.

Cuando volvió al Reino Unido, a una factoría del sur de Gales, su experiencia japonesa chocó de nuevo con la obsolescencia industrial británica de aquellos tiempos y se marchó al poco a Francia, a perfeccionar sus conocimientos del francés y estudiar en el Insead, la escuela de negocios con campus en París, Singapur y Abu Dhabi. Allí conocería a la que sería su mujer, Florence.

En 1997 volvió al Reino Unido de la mano de British Airways, donde fue ascendido a director técnico de Operaciones en 1999. En 2001 mudó su despacho al operador gasista Lattice para dirigir su subsidiaria Transco, desde donde promovió su fusión con National Grid. Luego, en la compañía de aguas Severn Trent, se quedó sin empleo al aplicar su propio plan para adelgazar la compañía.

Ferrovial le ha elegido para gestionar la caótica BAA gracias al conocimiento de la industria aeronáutica adquirido en British Airways y por su experiencia para tratar con los reguladores británicos, adquirida en la gasista Lattice y la compañía de aguas Severn Trent. Las compañías aéreas son el principal cliente de BAA y las tarifas de sus aeropuertos están reguladas por la Administración, que en estos momentos estudia la conveniencia de desgajar o no el negocio casi monopolístico de BAA.

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