Un poco de sensatez

Es posible que muchos de los ciudadanos que acudan hoy a las urnas desearan que sus papeletas llevaran una segunda casilla para que, junto con sus preferencias por un partido u otro, pudieran también dejar absolutamente claro que, sea cual sea el resultado, quieren, incluso exigen, que los dos grandes partidos, PSOE y PP, actúen en esta nueva legislatura con una escrupulosa lealtad mutua en dos o tres cuestiones de Estado. La lucha contra ETA debería formar parte de esos acuerdos esenciales, y el compromiso de una actuación recta y transparente entre Gobierno y oposición en este tema, esté cada uno donde esté, debería ser una condición indispensable para poder presentarse con dignidad ante los ciudadanos el día después de las elecciones.

Da igual que la victoria de uno de los dos partidos se produzca por una gran mayoría o por un pequeño margen. Nada debería disculpar la obligación de asegurarnos a los ciudadanos que no se va a repetir lo ocurrido en esta legislatura en relación con la política antiterrorista. La lucha contra ETA exige el acuerdo entre los dos principales partidos democráticos, dos partidos que, si se cumplen las encuestas, van a concentrar hoy más voto que nunca, por encima del 80% del total. Es una grave responsabilidad de los dos, del PSOE y del PP, y debería quedar absolutamente claro hoy mismo que los dos son conscientes de la exigencia ciudadana y que están dispuestos a cumplimentarla.

Las elecciones de hoy se llevan a cabo pocas horas después de un asesinato político, de un atentado terrorista cometido contra un ex concejal de un partido democrático. La experiencia demuestra que la reacción de los ciudadanos en esas circunstancias es acudir en mayor medida a las urnas, ejercer con mayor decisión su derecho al voto, como una respuesta clara y urgente contra la violencia política. Asombra que alguien crea que esa respuesta ciudadana, democrática y digna de respeto, pueda ser también origen de polémica. ¿Cómo es posible interpretar que una mayor participación de los ciudadanos en las elecciones es consecuencia de la alteración de su libre voluntad? ¿Alguien cree que es posible poner en entredicho un resultado electoral porque han participado más votantes de los previstos en los sondeos o encuestas? Plantearse la posibilidad de suspender unas elecciones en caso de atentados terroristas es poner en marcha un auténtico efecto llamada. Un poco de sensatez, por favor.