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Reportaje:

Autobuses en pie de guerra

Millones de pasajeros afectados en Valencia, Madrid y Barcelona

Colas, esperas y enfados. Desde finales de febrero, Valencia sufre la huelga de dos transportes al mismo tiempo, con protestas coincidentes en hora punta de autobuses y metro. Otras dos ciudades, Barcelona y Madrid, padecen huelgas. La primera aguanta movilizaciones desde noviembre. En Madrid comenzaron el pasado 22 de febrero por la negociación del convenio colectivo. Las tres ciudades están pasando por una larga cuesta de enero en los transportes. Los principales afectados, los millones de usuarios que cada día se valen del autobús o del suburbano para desplazarse.

FALLAS SIN BUS NI METRO EN VALENCIA

Madrid y Barcelona soportan paros intermitentes del servicio de autobús
En Valencia coinciden huelgas de la EMT y del Metro en Fallas
Más información
"En toda movilización hay perjudicados"
"Con un poco de voluntad, no habría problema"
"Sin servicios mínimos, llamaremos a la policía"
"La huelga de los trabajadores es prematura"
"Estamos en el ecuador, con visos de llegar al final"
"La posturas de ambos no están tan lejos"

Entre dos fuegos y con la semana fallera a la vuelta de la esquina. Los usuarios del transporte público en Valencia lidian desde finales de febrero con dos huelgas, la de los autobuses de la EMT (Empresa Municipal de Transportes) y la de maquinistas del Metro. Ya van cuatro jornadas con paros coincidentes en la hora punta de la mañana, con más de 150.000 viajeros afectados que abarrotan andenes y convoyes en el suburbano o esperan resignados en las paradas de autobús. La imagen se repite a última hora de la tarde.

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Los conductores de la EMT no cumplen los servicios mínimos en la hora punta de la mañana, fijados en el 66% y superiores a los de Madrid y Barcelona. Los sindicatos, que han convocado la protesta por el bloqueo de la negociación del convenio, los consideran abusivos. De los 270 vehículos que debían circular, en los primeros paros sólo salieron entre 60 y 80 -el viernes ya fueron 200-. Los viajeros del Metro soportan paros parciales desde finales de enero, también con un 66% de servicios mínimos que respetan. La huelga la ha convocado en solitario el Sindicato Independiente Ferroviario (SIF), mayoritario entre los maquinistas. Empresa y sindicato se han enredado a cuenta de un plus de productividad que la dirección del Metro no quiere negociar fuera del convenio, en plena revisión. El SIF, además, pide mejoras de seguridad y denuncia la fuerte presión sobre los maquinistas desde el accidente que costó la vida a 43 personas en 2006 al descarrilar un convoy. El Metro acusa al sindicato de utilizar la seguridad como escudo "para lograr mejoras salariales".

El arranque de Fallas, con el disparo de la mascletà en la plaza del Ayuntamiento todos los días a las 14.00, ha complicado la situación por la afluencia de público, que baja en avalancha a los andenes en pleno paro parcial de tres horas. Y cada día será peor. Especialmente a partir del 15 de marzo, cuando los maquinistas del Metro prevén paros de 24 horas en plenas Fallas.

En previsión del caos que se avecina, la Dirección General de Trabajo ha aumentado los servicios mínimos para esos días y la mascletà a un 90%, una medida sin precedentes que anula la huelga. El mismo aumento pretende imponerlo en la EMT para dos paros de jornada completa en Fallas que coinciden con los del Metro, pero la decisión se ha pospuesto. Comité de empresa y dirección de la EMT se declaran dispuestos a negociar, aunque el viernes la empresa no acudió a la cita acordada con la mediación de Trabajo al alegar que los servicios mínimos no se cumplieron. Los trabajadores defienden que sus reivindicaciones no se apartan de convenios anteriores y, además de una subida salarial, piden mejoras en el calendario vacacional, mamparas de seguridad y nuevos puestos que cubran las horas extras. El Consistorio, del PP, ve desmesuradas sus pretensiones, dicen que superan a las de los funcionarios.

La EMT no ha protagonizado una huelga desde 2003. El Metro acumula nueve en cuatro años. De momento, no ha habido incidentes con los piquetes, aunque fuera de las cocheras algunos autobuses han sufrido pinchazos y un vehículo acabó la ruta con una luna rota. La proximidad de las Fallas puede acelerar las negociaciones en ambos transportes.

UNA HUELGA TRANQUILA EN MADRID

Los viajeros esperando bajo las marquesinas es la imagen clásica en hora punta los días marcados en rojo en el calendario de los trabajadores de la EMT. Siete paros ha habido desde que se convocara la huelga, el 22 de febrero, tres de ellos de 24 horas. También siete han sido las reuniones entre sindicatos y la EMT, antes de llegar a esta situación. No se ponen de acuerdo en la negociación del convenio. Las demandas de los 7.700 trabajadores de la empresa municipal son básicamente económicas. Piden un plus mensual de 180 euros, más un paga extra de 500 euros en septiembre. El comité de empresa exige también un descanso de 30 minutos entre jornadas que ya tienen reconocido pero que no se aplica, según denuncian. La EMT calcula que todas estas reivindicaciones suponen incrementar hasta el 29% los salarios, un gasto que la empresa cifra en 80 millones.

Para los cerca de 800.000 viajeros de la EMT, sólo circulan el 60% de los autobuses en hora punta en las líneas que no tienen otro medio de transporte alternativo, y el 50% en las que sí; en horas valle, es del 40% para todas las líneas.

La reducción de la flota ha sido notoria. De los 1.800 autobuses, han circulado 940, lo que ha llevado a los viajeros a optar por otros medios de transporte. Los vagones de Metro se han llenado en hora punta un 10% más y los viajes en Taxi han crecido un 25%, según el sector. Aún así no puede decirse que la ciudad esté paralizada por la huelga. Sólo el lunes pasado se vivió un amago de trifulca en una manifestación de más de 7.500 personas a favor de la huelga. Lo que empezó como una concentración pacífica, casi acaba en bronca cuando los antidisturbios tuvieron que reducir a unos manifestantes que intentaron parar el tráfico. Pero en general las reivindicaciones se han hecho en calma. La EMT ha cifrado los daños en apenas una decena de destrozos en coches.

El jueves se reunió la mesa negociadora por primera vez desde que empezara las movilizaciones. Pero no hubo acuerdo. EMT se comprometió a ofrecer mejoras salariales según la productividad y pidió un menor absentismo laboral, que en 2007 cifró del 10%. El martes está prevista otra reunión que, según los trabajadores. La huelga seguirá al menos dos días más. Después tras unas jornadas "de reflexión", decidirán si abandonan la huelga o plantean un nuevo calendario de movilizaciones.

BARCELONA PARADA DESDE NOVIEMBRE

Cinco meses de vía crucis. Con más o menos intensidad pero el calvario de los usuarios de la red de autobuses de Barcelona arrancó el pasado mes de noviembre. Al principio, la convocatoria fue de cinco horas, el 21 de noviembre. En diciembre, cuatro días seguidos en puertas de la Navidad. En enero, tres más. En febrero, seis horas, y ahora, esta semana de marzo, cinco días a los que les seguirán todos los jueves del mes de marzo. La empresa de transportes calcula que más de 700.000 personas utilizan cada día los autobuses y que en esta semana se habrán perdido 2,5 millones de viajes. Los afectados se cuentan por millares porque los servicios mínimos sólo cubrían la franja punta de la mañana y la tarde y con la mitad de la flota. Los usuarios no esconden su enfado, sobre todo cuando viajan en los atestados vagones del metro, el transporte que ha notado más el trasvase.

La huelga de esta última semana ha incidido en el aumento del tráfico rodado y ha ocasionado un montón de problemas de movilidad en el centro ya que, a diario, las asambleas de los trabajadores se celebraran en la calle y acababan en manifestaciones improvisadas.

Las principales reivindicaciones de los conductores de autobús -la plantilla es de cerca de 2.900- son tener dos días de fiesta consecutivos y el derecho a descanso de 30 minutos dentro de la jornada laboral. Se plantean, también, incrementos salariales. La postura de la empresa ha permanecido inamovible: si hay huelga no se negocia.

El presidente del comité de empresa, Saturnino Mercader (CGT), se opone a la desconvocatoria de la huelga: "Si quieren negociar, se puede negociar". Esta huelga ha creado una importante tensión dentro del comité de empresa, en el que tienen la mayoría UGT, CC OO y el Sindicato Independiente de Trabajadores (SIT). Éstos se han limitado a dar su apoyo tácito al paro que fue convocado por las dos fuerzas sindicales más radicales: CGT y Actub. Pero la huelga tiene sus costes, y tanto UGT como CC OO han decidido buscar alguna fórmula de acercamiento para que la empresa convoque al comité. Prácticamente uno de cada cuatro trabajadores ha cogido la baja para evitar los descuentos en la nómina.

La salida del callejón podría darse a partir de mañana si todos se avienen a sentarse. El conflicto, además, ha tenido otras consecuencias: 61 autobuses saboteados y casi 25 trabajadores con expediente disciplinario. Y un sinfín de enfrentamientos, amenazas y coacciones, entre compañeros del volante.

Información de Rebeca Carranco, Blanca Cía y Sara Velert

Viajeros esperando bajo una marquesina, una imagen ya clásica en Valencia, donde desde finales de febrero más 150.000 ciudadanos lidian con dos huelgas: la de los autobusees de la EMT y la del Metro, con paros coincidentes en las horas punta.
Viajeros esperando bajo una marquesina, una imagen ya clásica en Valencia, donde desde finales de febrero más 150.000 ciudadanos lidian con dos huelgas: la de los autobusees de la EMT y la del Metro, con paros coincidentes en las horas punta.CARLES FRANCESC

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