De Putin a Medvédev
La incógnita sobre los poderes reales del presidente electo ruso durará poco
Zanjada la elección (más bien designación a dedo) del nuevo presidente ruso sin un sola sorpresa, conforme al férreo guión establecido por el saliente Vladímir Putin -70% del voto para el delfín Dmitri Medvédev-, el nuevo inquilino del Kremlin a partir de mayo tiene dos meses por delante para emitir los primeros signos sobre su personalidad política. Tanto para los rusos como para la comunidad internacional, muy especialmente la UE y Estados Unidos, se trata de atisbar si el joven Medvédev, que debe por entero su carrera política a Putin y con el que acordó de antemano nombrarle primer ministro, es simplemente un ilustre empleado del antiguo hombre del KGB o por el contrario es capaz de impulsar una agenda reformista propia.
Las señales iniciales no son alentadores. Si por un lado las escasas protestas de la oposición contra la farsa electoral del domingo eran resueltas con la inapelable contundencia de la policía rusa, por otro, la anunciada victoria de Medvédev ha coincidido con un nuevo corte del suministro de gas ruso a Ucrania, con implicaciones para Europa. Una UE que deberá entenderse con Medvédev y que ayer hizo un gesto conciliador hacia Moscú al enfriar en Bruselas las aspiraciones de incorporación a la OTAN de Ucrania y Georgia. La renovada bronca gasística con Kiev, aparentemente en vías de solución, tiene especial relevancia no sólo porque Putin utiliza los vastos recursos energéticos de su país como arma de choque en política exterior, sino porque su palanca en los últimos tiempos ha sido precisamente Medvédev, como jefe supremo del gigante monopolista Gazprom.
Putin ocupará la jefatura del Gobierno en mayo, cuando abandone formalmente la presidencia. De aquí a entonces, el presidente electo deberá tener listo su propio equipo de relevo, y ésta va a ser la primera prueba de hasta qué punto controla algunos resortes claves del poder. El círculo íntimo de Medvédev está integrado por gentes del derecho y los negocios, mientras que los puestos decisivos del Kremlin, de los que supuestamente deberán ser desplazados, los copan ahora veteranos de los servicios de seguridad y ex espías. Y ya se sabe que Putin ha usado el dominio absoluto sobre los nombramientos como una de las herramientas básicas de su omnipotencia.
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