El Ejército muda de piel
Mujeres e inmigrantes han salvado la profesionalización de las Fuerzas Armadas
En 2004, las Fuerzas Armadas contaban con poco más de 70.000 soldados y marineros, unos 30.000 menos del mínimo previsto por la ley entonces vigente. Pero lo más preocupante no era el creciente abismo entre la plantilla real y la legal, sino la tendencia. En vez de aumentar, la cifra de soldados profesionales había ido disminuyendo desde la supresión del servicio militar obligatorio, en 2001. Muchas unidades del Ejército eran cáscaras vacías y algunos buques de guerra no salían a navegar por falta de marineros. La nueva Ley de Tropa y Marinería, que alargó la carrera profesional del soldado hasta los 45 años de edad, y el aumento retributivo marcaron un punto de inflexión. Pero la profesionalización no hubiera sido posible sin el ingreso en los cuarteles de más de 14.000 mujeres y 5.000 extranjeros.
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