"Los españoles estamos bien vistos en Afganistán"

"Los españoles estamos bien vistos en Afganistán, no tenemos ningún problema con la población local". Lo que más sorprende de Lisandro Andrés Ríos Barberi, nacido hace 25 años en el departamento colombiano del Valle del Cauca, es la naturalidad con que asume su condición de español. Español es su hijo, nacido hace dos años de su matrimonio con una inmigrante venezolana, y española es la bandera que ha jurado defender y ha paseado por las remotas y peligrosas montañas afganas.

Pero español no es él. Al menos, no todavía. La semana pasada le citó el juez de Majadahonda para tramitar su nacionalidad. Él espera que todo el papeleo esté resuelto antes de mayo para así presentarse a las pruebas de ingreso en la Academia de Suboficiales, una posibilidad que tiene vedada mientras sea extranjero.

Aunque sabe que no es fácil. Solicitó la nacionalidad en marzo de 2007, una vez cumplidos de sobra los dos años de residencia y con todos los informes favorables del Ministerio de Defensa; pero la burocracia es lenta y el proceso puede llegar a demorarse hasta cuatro años.

Aunque no se diga expresamente, la agilización de los trámites es uno de los incentivos que ofrecen las Fuerzas Armadas a los inmigrantes latinoamericanos. Casi 5.500 se han alistado ya, lo que supone el 7% de los efectivos de tropa y marinería. En las unidades más operativas, como la Brigada Paracaidista, rozan el 30% de los soldados.

En la Escuadrilla de Honores del Ejército del Aire, con base en Cuatro Vientos (Madrid), donde está destinado Lisandro, hay una decena. Él es de los más veteranos y asegura que jamás ha oído un comentario xenófobo o visto un trato discriminatorio dentro del cuartel.

Ecuatorianos y colombianos son los colectivos más numerosos. Tres de los soldados muertos en Líbano en junio pasado eran compatriotas de Lisandro. Pero éste no cree que se trate de un oficio especialmente peligroso. Desde luego, no en comparación con su Colombia natal, donde Ejército y guerrilla mantienen una guerra no declarada. "En todas partes hay riesgos. Se trata de asumirlos con la cabeza fría", explica.

Asegura que, si pudiera, votaría el próximo domingo. Pero se niega a revelar a quién daría su voto o qué le parecen las propuestas del PP sobre inmigración. "Soy militar y no puedo entrar en política", se excusa. Las ordenanzas se las sabe al dedillo.