_
_
_
_
ELECCIONES 2008 | Campaña electoral
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un error más

Luis Barbero

Parafraseo a José Saramago: "Ésta no es mi tierra, pero es tierra mía". Viene esta cita a cuento del desbarro de la candidata del PP por Madrid Ana Mato acerca de que los niños andaluces son "prácticamente analfabetos". La frase de Mato es injusta, innecesaria y mendaz. Que el sistema educativo andaluz tiene deficiencias, de acuerdo. Que la crítica es un elemento fundamental en la dialéctica política, también. Pero lo que ha hecho Mato es mentir con brocha gruesa. La dirigente del PP sabe, o debería saber, que en las democracias avanzadas el debate no es la universalización de los servicios básicos, que se da por hecho, sino la calidad con la que se prestan. Y con su afirmación Mato sitúa a Andalucía falsamente en el pleistoceno de las sociedades avanzadas.

De nada sirve su petición de excusas posterior. ¿De qué se arrepiente, de decirlo o de pensarlo? Supongo que de lo primero. La frase de la dirigente del PP es un desprecio a los andaluces equiparable (o peor) a los exabruptos de otros compañeros de partido que han hablado de la Andalucía indolente o subsidiada. Una infamia que, desde luego, sólo es superada por la comparación que hizo Mayor Oreja sobre el miedo al cambio en Andalucía y en el País Vasco o su alusión al nazismo para buscar la alternancia en Andalucía.

¿De qué sirve que Arenas proclame un andalucismo constitucional capaz de aglutinar una alternativa de centro-derecha en esta comunidad? De nada. En el PP se preguntan, legislatura tras legislatura, por qué no ganan en esta tierra. Echan la culpa a un imaginario régimen del que ellos forman parte. La causa de las derrotas: que busquen en su interior. Lo de Mato, un error más en una larga lista de despropósitos.

No se trata de hacer patriotismo chico, no se trata de hacer andalucismo ramplón (¿quién entiende hoy el andalucismo como un concepto excluyente?). Se trata de reivindicar la dignidad de los andaluces y exigir respeto. Una dignidad y un respeto que numerosos dirigentes del PP se saltan a la torera. La niña de Rajoy, evidentemente, nunca será andaluza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_