Correr junto al puente de Portu con la lluvia en la cara
Según explica, le llamaron de Kaiku y ha aceptado la vicepresidencia. "Era la única oferta que tenía sobre la mesa", dice bromeando, "y no la he podido rechazar".
Cuando se coloca para las fotografías junto al puente, con el paraguas y su pantalón y chaqueta negros, con dos B plateadas de Bilbao Basket en el pecho, efectivamente, encaja a la perfección. Es como si fuera una pieza del puzzle de Portu.
La lluvia se descuelga con suavidad por la estructura del Puente Colgante de Portugalete, mientras Gorka Arrinda, (Bilbao, 1963) recuerda las cuatro veces que lo cruzaba a diario durante su infancia y parte de su juventud para ir a estudiar al colegio Azkorri, en La Galea.
Hay un poco de niebla, y corre algo de viento, pero el muelle Churruca, justo a su espalda ahora, guarda silencio sobre las travesuras que ideó con sus amigos. Las últimas farolas de ese paseo, su paseo preferido, y que casualmente estaban siempre apagadas cuando rodeaba la cintura de las primeras novias de juventud, también se han aliado con la privacidad de sus recuerdos.
"Las rabas del Hotel de Portu todavía tienen alma, te lo juro"
"Está un día especial", dice, con cierta nostalgia, mientras el sirimiri le da brillo al pelo. "Una de las cosas que más echo en falta ahora que vivo entre Madrid y Bilbao es precisamente esa sensación de la lluvia pegándote en la cara mientras corres junto al puente y la Ría", dice.
El empresario deportivo y principal accionista de Bilbao Basket eligió el puente colgante para pasear porque ésa ha sido su casa y todavía la gente le saluda por la calle a cada minuto con muestras de cariño.
Primero vivió en la calle Correos de Portugalete y después en el muelle Churruca, dos ubicaciones en las que el nexo común era el aire libre. Es decir, vivía en la calle con sus amigos. Cuando era crío, cuenta, todavía con el bigote del Cola Cao puesto, "miraba por la ventana, veía cómo la barquilla salía de Las Arenas y me daba tiempo a llegar y cruzar el puente sin problemas".
Semejantes carreras fueron las que poco a poco le hicieron enfocar su vida hacia el deporte. Así que ese camino hasta el espigón del muelle de Portugalete "sigue siendo mágico" para él.
Allí jugó al fútbol y perdió balones, hasta que idearon un artilugio par recuperarlos cuando se caían a la Ría; y de allí partían también los recorridos que hacía con su cuadrilla de amigos entre pintxos y cervezas.
El Hotel de Portu, ahora rehabilitado, sigue siendo el centro de operaciones, "con unas rabas que tienen alma, te lo juro". Un punto de reunión con unas vistas espectaculares, para seguir después por la calle Santa María y por Coscojales. Hay dos tesoros en esas calles que recomienda a todo el mundo, la Casa Polvorilla, en Santa María, donde se ponían ciegos de caracolillos: "Era el marisco para el que nos llegaba el bolsillo en aquella época en que andábamos tiesos". Y después el bar de Mari la Churrera en Coscojales. "Imprescindible".
Arrinda se siente más de Portu que el propio puente y ejerce de embajador de la Villa Jarrillera, hasta el punto de que la primera regata de traineras que vió el actual entrenador del Athletic de Bilbao, Joaquín Caparrós fue desde el balcón de la casa de Gorka.
Tal es así que pide perdón a sus vecinos porque acaba de fichar por Kaiku. "Me tienen que perdonar", dice un tanto acongojado, aunque reaciona rápido y se compromete a "hacerme socio de Jarrillera". Las traineras son una religión.
GUÍA DE UN PLAN
- Abrir boca. Primero, un paseo suave disfrutando del entorno entre el muelle Churruca y el espigón del muelle de Portu sin perderse detalle.
-Callejear. Acto seguido, rellenar el depósito con una bebida y unas rabas de media mañana en el Hotel de Portu, para acto seguido perderse en las calles de la localidad, con especial atención gastronómica a las barras de la Casa Polvorilla y del bar de Mari la Churrera.
-Redondear la faena. Para acabar la mañana con una comida de ensueño, Gorka Arrinda propone trasladarse a Santurtzi y sentarse en una de las mesas del restaurante Mandanga, en el puerto pesquero. Teléfono 94 461 02 11. Otra opción puede ser el restaurante Gloria en Zierbena. Calle El Puerto, 25. Teléfono 94 636 50 13.
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