La policía desaloja de noche a los encerrados en la Almudena
Dentro dormían. Algunos con sacos, otros tumbados sobre el suelo entre los bancos del templo. Fuera, en el patio de la catedral de la Almudena, intentaban también conciliar el sueño a pesar del frío. Unos 70 auxiliares de enfermería llegados a Madrid de distintos puntos del país se adentraban en su segunda madrugada de encierro cuando "una treintena" de policías entró para desalojarles a las 4.30, según un portavoz del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE).
Los convocantes permanecían aislados dentro en dos grupos -unos 50 en la basílica, otros 20 en el patio- desde el mediodía del miércoles, cuando la catedral quedó cerrada al público. El jueves les impidieron recibir comida.
Sólo uno se resistió, y le sacaron a la fuerza, explican desde el SAE. El resto abandonó la protesta "cuando no hubo más remedio, porque casi tocaban a policía por encerrado". "Fue un desalojo pacífico", señalan desde el sindicato. "Fue pacífico", coinciden desde la Delegación del Gobierno, informa Efe. Pacífico pero con nocturnidad, sin testigos ni cámaras. No fue posible recabar ayer la versión del Arzobispado, que el primer día destacó que los manifestantes habían entrado sin permiso. Ni una palabra sobre si los agentes habían solicitado ese mismo beneplácito al que están obligados por ser fuerzas del orden.
Los auxiliares reclaman desde "hace más de 20 años" una clasificación profesional de grado superior. Son 130.000 profesionales, según el SAE. Todos están convocados a la huelga prevista los próximos 5, 6 y 7 de marzo en centros públicos y privados.
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