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EL ESPECTADOR PERPLEJO | ELECCIONES 2008 | Los mítines
Columna
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El único que le hace daño adrede

Juan Cruz

Luis Martín Villa (nada que ver con Rodolfo) es el único que le hace daño adrede a José Luis Rodríguez Zapatero. Él fue quien le puso Pape (porque se parecía a los perros de Hush Puppies). Es la única persona por la que el presidente del Gobierno se llevó una paliza en la adolescencia. Es dentista, y además de ser amigo de Pape es el único hombre que ha mirado atentamente dentro de su boca. Por eso me dijo ayer a las ocho de la mañana, antes de entrar en una cirugía mayor, que él es el único que le hace daño adrede. Lo vio hace veinte días. Le dijo: "Que hace tiempo que no te veo la boca". "¡Pero no me la ve nadie!", le respondió Zapatero. Es un cliente fiel, y un amigo fidelísimo, aunque de chico hacía trampas, en el subuteo, una especie de fútbol. A veces Zapatero le pregunta a Luis: "¿Y tú crees que me ha cambiado el poder?". Claro que le ha cambiado; le ha hecho desconfiado, y eso no lo había sido nunca. Pero así es la vida. Cuando se encuentran, Zapatero a veces se olvida de que jugaron juntos en la calle, "que soy yo, José Luis, no un votante", le dice, para atajarle cuando empieza su sermón político. A Julio Llamazares, leonés como ellos, le dijeron un día que Zapatero tiene algo de cura; te puede dormir pero nunca se duerme si todavía no te ha convencido. Luis le guarda una gratitud inmensa, al menos desde que él tenía dieciséis años y Pape quince. Luis estaba concentrado, para jugar al rugby, rompió un vaso, se clavó los cristales, le dieron dieciocho puntos, y el único de la pandilla que le acompañó en su convalecencia fue Zapatero, que antes se había peleado por él. Zapatero hacía kárate, volvió de clase y observó que las pandillas se peleaban, y allí estaba Luis, perdiendo, de gallito. Pape entró en liza, para defender a su amigo, y decidió hacerlo al mejor estilo del kárate, practicando un mawazi-geri, que obliga al karateka a guardarse las manos en los bolsillos. Lo acribillaron a cachetadas. ¿Habrá sido como la noche del debate con Rajoy, que se guardó las manos en los bolsillos? "No, qué va, estuvo bien, no saltó a la yugular, pero es que él no salta a la yugular". Al principio del debate Luis lo vio nervioso, "acaso la responsabilidad", pero le costará machacar, él no va de eso, además, cree Martín Villa, Rajoy no le cae mal, "únicamente no le gusta lo que propone". Y sacará la daga, quizá, al menos la tendrá en el bolsillo. Corre el riesgo de que le den cachetadas. "Qué va. Ya ha aprendido".

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