Una octogenaria pasa seis días en un pasillo de urgencias
Silveria, de 87 años, sufre una dolencia respiratoria crónica
Silveria Alonso tiene 87 años. Es una mujer lúcida y muy menuda: pesa 35 kilos. Su figura se pierde entre las sábanas y la cama. Ha pasado los últimos ocho días, con sus noches, en las Urgencias del hospital público La Paz, de Madrid. Seis de ellos, en un pasillo junto a otros enfermos, con su máscara de oxígeno (padece una enfermedad pulmonar), sin poder levantarse. Y, como dice su hija Victoria en una de las tres reclamaciones que ha presentado, "sin merendar, porque en los pasillos ni siquiera les dan la merienda". Ha pasado dos días más en una habitación comunitaria de las urgencias, también sin intimidad alguna, con dos filas de cuatro camas cada una y cinco personas más a las que veía todo el tiempo. Fue dada de alta ayer porque los últimos análisis mostraban una mejoría de su estado. Tendrá que tratarse con aerosoles en un ambulatorio durante cinco días.
"Ha sido muy incómodo", cuenta una vez fuera sin un ápice de dramatismo. La primera noche, en la habitación comunitaria. A partir de la segunda, en el corredor, pegada a una puerta donde cambiaban las camas y con un foco frente a la cara. Cada vez que entraba un familiar a hacer una visita, un médico, un celador, un enfermero...allí estaba ella. "Les dije que me contrataran porque era yo la que daba indicaciones de dónde ir a todo el mundo", añade. "Hasta a las enfermeras les daba vergüenza tenerme en un sitio así".
Sus familiares pidieron cada día que la madre ingresara en una cama de planta. "Nos ofrecieron que, por el colapso de las Urgencias, se le podría trasladar al hospital de Cantoblanco [un centro de pacientes crónicos que depende de La Paz] en donde ya estuvo el mes pasado y no le atendieron nada bien", dice Victoria. "Nos negamos".
Silveria sufrió una súbita tiritona, con fiebre alta en su casa de San Sebastián de los Reyes, una ciudad cercana a Madrid, el pasado día 20. Sus hijas le llevaron a las urgencias del hospital público que le corresponde, el de La Paz, en la capital. Una portavoz de La Paz indicó ayer que ofrecieron otros tres hospitales a la familia y que rechazaron los tres. Aseguran que sólo pasó "momentos puntuales" en los pasillos y que la mayoría de su estancia fue en la sala donde ayer le dieron el alta.
Silveria se sentía anoche un poco mareada por el viaje en ambulancia pero contenta y tranquila de volver a casa. "No soy de las que me quejo, yo aguanto...pero ha sido demasiado".
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