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Reportaje:Signos

El mejor panorama de Cádiz

El historiador Rafael Garófano halla los orígenes del cine español en la ciudad

El mejor panorama de Cádiz se promocionó en grandes carteles. También en los periódicos. "Panorama de la ciudad de Cádiz. Su puerto, mares, costas y poblaciones más inmediatas, tomado desde la torre del lado de occidente de la Santa Iglesia Catedral: espectáculo nuevo en España". Así lo recogía el periódico El Comercio el 26 de julio de 1845. El historiador gaditano Rafael Garófano cree que en este sistema de proyección pictórica están los orígenes del cine español. Cádiz fue pionera en ofrecer este tipo de espectáculos que permitían al público disfrutar de grandes imágenes de la ciudad, antes de que naciera la gran pantalla.

Garófano ha resumido su investigación en el libro Los espectáculos visuales del siglo XIX. El pre-cine en Cádiz, publicado por Quorum Editores. En él descubre el papel clave que tuvo Javier de Urrutia (Cádiz, 1803-1869), un burgués de sólida preparación intelectual que pronto quedó prendado por el poder de la imagen. "Era un hombre culto, sociable, emprendedor, comprometido con su ciudad. La condición acaudalada de su esposa lo liberó de cualquier actividad productiva y le permitió dedicarse intensamente a las Bellas Artes", relata Garófano. Él fue el autor del primer y, al parecer, único panorama de España.

El público disfrutaba de grandes imágenes de Cádiz

El panorama es, según el autor del libro, el primer espectáculo visual de masas. Lo inventó Robert Baker en Londres en 1787 y en 1845 llegó a Cádiz. Se trataba de un lienzo de gran tamaño realizado a través de una proyección de la realidad obtenida con un gran cilindro de cristal. Ese lienzo se mostraba después al público, que podía contemplar una representación casi exacta de la realidad.

Javier de Urrutia trasladó el invento hasta la Torre de Poniente de la catedral de Cádiz. Lo hizo entre 1840 y 1845 cuando esa torre todavía estaba sin construir del todo. Le faltaba el campanario. Así lo explicó el propio Urrutia en una memoria descriptiva sobre el proyecto que Rafael Garófano ha sacado de los archivos. "Es como si una persona, desde el centro de un gran cilindro de cristal, colocado sobre el pretil que entonces remataba la torre de la Catedral, y girando sobre su propio eje, fuese como pintando en el cristal, con largos pinceles, las imágenes que, a través de él, percibe".

Urrutia instaló en la antigua Academia de Bellas Artes una reproducción del último tramo de la torre. Era allí donde los espectadores podrían comprar su entrada para disfrutar del enorme lienzo. El público accedía por una escalera de caracol, como en la propia torre de la catedral, y observaban el lienzo de 64,28 metros cuadrados, que estaba iluminado por la luz de una montera. En el libro de Garófano, varios dibujos de Candi Garbarino permiten representar el funcionamiento del panorama de Cádiz.

Según la investigación de Garófano, la capital gaditana fue pionera en este primer espectáculo visual para las masas. Pero el libro no se detiene ahí sino que va siguiendo el resto de sistemas que precedieron a lo que hoy se conoce como cine: dioramas, cosmoramas, polioramas, sombras chinescas, linternas mágicas, cuadros disolventes, entre otros. "Es una parte muy desconocida, que apenas se había investigado. Lo importante que sabemos ahora es que Cádiz desempeñó un papel clave", detalla el historiador.

El libro sirve para rememorar aquellos primeros pasos y descubre detalles poco conocidos sobre los espectáculos a los que acudía un público muy lejos todavía del bombardeo de imágenes. "Eran gentes que se sorprendían de ver retratada su ciudad a gran tamaño y con tanto realismo. Ésa era la clave del éxito", explica el autor. La recaudación del primer panorama de Cádiz estuvo destinada a obras de beneficencia. Urrutia no concibió nunca aquella obra como un negocio.

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