Españolitos
Parece imposible, pero lo normal existe en la televisión del posdebate. Como si se tratara de otra España, ahí está, impertérrito tras 11 años, 2.500 programas y un millón diario de seguidores fieles, ese concurso ejemplar: Saber y ganar (La 2). En él compiten con tanta amabilidad como solvencia cultural, sin levantarse la voz, sonriendo aunque pierdan, un montón de españolitos que saben mucho más de lo elemental para andar por la vida. No hay lloros ni dramas, sólo conocimientos, memoria, perspicacia y aprendizaje: un deleite que nos reconcilia con nuestros compatriotas. Bien por ellos, por los guionistas, por Sergi Schaaff, director y padre de la idea, y por Jordi Hurtado, un presentador capaz de caer simpático sin sobreactuar: todo un milagro. Una fórmula televisiva made in Spain que debiera ser exportada: los españoles también somos así, señores.
¿Otra sorpresa? La entrevista que Mamen Mendizábal hizo el martes a Rodríguez Zapatero (La Sexta): el tono relajado, tranquilo, sobrio, con que dos seres humanos —no dos energúmenos— dialogan de las cosas más serias es posible. En ese plan, al candidato no sólo se le olvidaron los sermones y la retahíla de logros de su Gobierno, sino que sus cejas recuperaron (casi) la línea recta. Mendizábal, claro, no es Rajoy —es Fanny Ardant—, pero logró lo más difícil: enfrentar al candidato con la vida misma. "A los políticos no se les paga por destruir al rival, sino para trabajar juntos", lanzó a Zapatero un internauta a quien vimos la cara. Mendizábal entregó al candidato varios volúmenes con 9.000 cuestiones de españolitos preguntones, logró que supiéramos muchas más cosas —buenas y malas— de ZP que cien mítines, y destapó su intimidad con El Follonero cuando vino a cuento. Por poco no cantan el Chiki chiki. Poco antes, Rajoy hizo una visita de compromiso a Gloria Lomana (Antena 3): incluso en tierra amiga es hombre unidimensional, de piñón fijo.
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