Campaña antimachista

El problema de la violencia machista apenas se ha tocado en la campaña electoral, y en el debate televisivo del pasado lunes entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, por ejemplo, ocupó algo así como un segundo y medio. Tuvo que producirse la muerte de cuatro mujeres a manos de sus parejas o ex parejas en 24 horas, el pasado martes, en plena campaña, para que los oradores se hicieran eco del asunto en sus mítines.

En lo que va de año han muerto ya 17 mujeres, cuatro más que el año pasado por estas fechas, lo que indica que, aunque la Ley Integral contra la Violencia de Género, aprobada hace tres años, ha ayudado a que el problema salga a la luz, es necesario revisar su funcionamiento y adoptar nuevas medidas.

El diagnóstico de la situación a día de hoy revela la necesidad de aumentar la concienciación social (el 70% de las mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas no habían denunciado al agresor) y de buscar formas de implicar al entorno tanto de las víctimas como de los agresores, que en muchos casos conocen la situación de conflicto. También es preciso poner más medios para agilizar la asistencia a las personas que sí han denunciado, para detectar el nivel de gravedad de cada caso y para ayudar económicamente a las mujeres en peligro que quieran iniciar una nueva vida.

El hecho de que sólo existan en toda España 37 unidades de valoración del riesgo (con psicólogos, forenses y trabajadores sociales) para evaluar la situación en los más de 80.000 procedimientos que se abren cada año, da una idea de lo ineficaz que resulta el sistema de prevención para las denunciantes. El diagnóstico individualizado de cada situación es la clave para evitar las muertes.

Rajoy ha propuesto dar microcréditos a las maltratadas que necesiten rehacer su vida, un plan de seguridad personalizado y un Pacto de Estado. Zapatero ha prometido que, si gana las elecciones, convocará en la primera semana una conferencia extraordinaria de presidentes para elaborar un plan contra la violencia machista. Llamazares ha sugerido campañas de sensibilización como las de prevención de accidentes de tráfico y un pacto. Son ideas positivas, pero también sería conveniente plantear la posibilidad de que las mujeres en situación de alto riesgo pudieran pedir protección personal, que podría ofrecerse en bastantes casos mediante escoltas (medida que ya ha empezado a adoptar el País Vasco) e incluso en situaciones puntuales mediante un programa específico que permitiera el cambio de identidad a la víctima.

En cualquier caso, el problema de fondo radica en el machismo que sigue impregnando buena parte de la sociedad. Una lucha eficaz contra ese lastre implica medidas específicas de concienciación dirigidas a los jóvenes, aportando más recursos a los centros educativos y poniendo en marcha campañas específicas para erradicar ideas nocivas, como el sentido de posesión sobre la pareja, y positivas, como el respeto a la decisión individual del otro.