Debate desequilibrado

El debate que tuvo lugar ayer entre los cuatro candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía fue un fiel reflejo de la situación en que se encuentra el sistema político de nuestra comunidad. Nuestro sistema político está profundamente desequilibrado desde que se ejerció por primera vez el derecho a la autonomía entre los años 1980 y 1982 y la intervención de los cuatro candidatos a la presidencia no hizo más que confirmarlo.

En realidad no fue un debate, sino que fue la presentación de un balance de una acción de gobierno no solamente de esta legislatura, sino de toda la construcción de Andalucía como comunidad autónoma, así como de las propuestas para esta próxima legislatura por parte del candidato del Partido Socialista y un ataque frontal a dicha presentación por los representantes de los otros tres partidos.

Es difícil, por no decir imposible, que hubiera podido ser de otra manera. Andalucía se ha constituido políticamente a partir de 1977. Como realidad histórica existe desde hace muchos siglos. Pero su existencia política es de hoy. Y en esa tarea de constitución política únicamente el Partido Socialista ha estado presente de manera continuada. Los otros tres partidos han participado poco, demasiado poco. La ausencia del centro-derecha (UCD, AP y PP) desde el momento fundacional y los reiterados actos casi suicidas de IU y PA en los momentos posteriores, han conducido a que el PSOE haya cargado casi en solitario con el esfuerzo de hacer posible de manera real y efectiva el ejercicio del derecho a la autonomía de Andalucía.

Y eso es lo que se vio en el debate de ayer. Había un candidato que hablaba con la responsabilidad de quien va a tener que gobernar y responsabilizarse de lo que dice. Y había tres candidatos con un discurso que sólo eran capaces de hacerlo porque sabían que no iban a traducirlo en acción de gobierno.

El 9 de marzo se podrá empezar a corregir ese desequilibrio, pero no corregirlo del todo. Pero ello exige más humildad y más sensatez en quienes quieran alcanzar ese objetivo. No tengo la impresión de que eso empezara a verse ayer y de verdad que lo siento.