¿Vos que sos?
En plena canícula invernal, bajo un extravagante sol sólido en los cielos, la campaña sigue fría, casi al ralentí y con el semáforo en ámbar. No es la afirmación de un erudito, sino la resultante de mi propio trabajo de campo. En tiempo de sondeos apresurados, de proyecciones de resultados impactantes, de empates técnicos por doquier (salvo en el caso Solbes-Pizarro, donde se vivió un partido a la antigua lleno de goles en la misma portería), yo me he hecho el mío. A saber: panadería, frutería, supermercado, gimnasio y un par de bares que, como todo el mundo sabe, son el templo del saber popular, allí donde se dicen las verdades. Pues bien, la campaña aún no existe. Bien es cierto que el hastío y el miedo han acabado hace tiempo con las conversaciones políticas en Euskadi. Hace tiempo que esto no es Bolonia, donde el debate político está en los taxis, en la pescadería, en sus íntimas pequeñas plazas, como un asunto de viejos y jóvenes dedicados a la tarea de confrontar opiniones como sólo los italianos saben hacerlo.
Los italianos y los argentinos. Los vascos, fieles al precepto tradicional de no hablarás de política en vano, sencillamente no hablamos, que aquí no perdemos el tiempo en temas que bajen la productividad de lo que Ajuria Enea llama "un pueblo en marcha" en sus cuñas publicitarias.
Por eso estamos todavía en el mundo de la publicidad, en las elecciones del video y el buzoneo. Ahí se explicita el mensaje, algo así como el efecto llamada de las elecciones. Hay cuñas de todos los gustos. Las del PSOE y el PP son como un diálogo con actores. Se hablan el uno al otro, como en las obras de Harold Pinter, especificando lo malo que es el otro para defender lo bueno que es el bueno de la película. Por el medio anda el PNV, a sabiendas de que su empate o su victoria (mantenerse o subir en escaños) puede ser decisivo en el futuro, con una cuña publicitaria que en mi opinión lidera el ránking electoral en Euskadi. Veamos: EB tira por la República de forma subliminal, con eso de que alguien (el Rey) que no ha sido elegido puede hablar de democracia; el PSOE, por el hijo modélico que lleva a su madre a votar, aunque sabe que no votará a ZP (un canto a la participación), y el PNV le ha puesto un tono argentino a la campaña.
Fiel a su producto con label vasco que recuerda la importancia de saber dónde se vive a la hora de votar, nos conmueve con un argentino que realza los valores de la tierra en la que vive (Euskadi, no Argentina, no se confundan). Me gusta el anuncio. ¿Por qué un argentino y no un senegalés o un albanokosovar, con perdón? Por la Coca-Cola. Este refresco fue el primero en darse cuenta de que la musicalidad argentina era un factor de enganche monumental. Y el PNV posArzalluz aprendió la lección. Sí, de momento me quedo con ese anuncio como primer referente de la campaña, visto que en la panadería, en la frutería, en el supermercado y en los bares no se habla ni de política ni de Yeste, ni de Díaz de Cerio. Como para esperar que alguien se acuerde de Iñaki Aldekoa, cabeza de lista de Aralar en Álava, toda una enciclopedia de la Transición. La pregunta es: "¿Vos que sos?" Ni tan mal, ¿no?
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