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Columna
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Dónde vivo

Es eso lo que se me pregunta en el eslogan del PNV para las próximas elecciones generales. Salvo que yo sea en efecto yo, en cuyo caso no se me interpela en absoluto. El eslogan, recordémoslo, dice lo siguiente: "Yo vivo en Euskadi. Tú, ¿dónde vives?", y me tomo la licencia de adoptar unas mayúsculas que en el eslogan no aparecen por ninguna parte. Todo resulta así demasiado familiar para una increpación que es especialmente agresiva. Pues de una increpación se trata. Podríamos preguntarnos, en primer lugar, quién es yo. La respuesta más incauta nos llevaría a responder que es el partido, el partido nacionalista, que recurriría a la personalización mediante la sinécdoque. El mensaje subyacente sería que yo, que soy el PNV, soy Euskadi; luego tú, que también debes de ser Euskadi si vives aquí, has de venir a mi regazo. El yo nacionalista se nos presentaría de esta forma como un yo aspiradora, un yo acogedor, destino natural y amantísimo de quienes viviendo aquí tendrían en él su horizonte incuestionable, pues dónde se puede habitar viviendo aquí sino en la casa del yo, versión penúltima de aquél "gure aitaren etxea" de cuya aceptación siempre me hice cruces y que tanto encandiló a nuestra perspicaz intelligentsia. La casa del padre, la casa del ser, la casa del yo. ¡Qué zurriburri!

El mensaje subyacente del eslogan sería que, si vives aquí, has de venir a mi regazo

El yo del eslogan no es, sin embargo, otra cosa que Yo. No es el PNV, y quede esa versión para las almas cándidas, ya que lo que ahí se ventila es algo mucho más importante, y mucho más grave. La pregunta fundamental que no deja de plantearnos ese eslogan es, en efecto, la de quién es yo, es decir, quién puede decir yo en este país. Yo es siempre el sujeto que habla, lo que viene a ser aquél que puede hablar. Tú es, por el contrario, aquél a quien se le habla, mudo receptor mientras no pueda revertir su papel y pasar a decir yo. El eslogan peneuvero reconoce esa diferencia y fija los dos polos; lo que no está claro es que los considere reversibles. Un yo afincado se opone ahí a un tú sin residencia clara, a un tú al que se le transtierra por el mero hecho de ser tú. Quien es yo vive en Euskadi, esta es una prerrogativa vinculada a su naturaleza de ser yo. ¿Dónde vive, sin embargo, quien es tú?

Podemos ir ya sacando conclusiones, y éstas no nos invitan a pensar en un yo aspiradora, un yo regazo, sino en un yo excluyente. El partido es un instrumento para la adquisición de un yo enraizado, sí, pero el eslogan admite la existencia de un tú, y en tanto que tal lo arroja a las tinieblas. Ese tú puede ser borrado, como mucho, mediante su absorción por el partido, pero no admitido como interlocutor -es decir, como un yo potencial- en su naturaleza de tú enraizado. ¿Qué paso media entre ese tú desnaturalizado y los "nativos que están a las órdenes del ejército invasor" a los que se refería uno de los oradores del último mitin de ANV en Bilbao, mitin en el que ese partido se quitó todas las máscaras? Me pregunto si se puede ser más insensible para formular un eslogan como ése en nuestras circunstancias.

Respondamos, pese a todo, al eslogan. Si Yo vive en Euskadi, ¿dónde vive Tú? Tal vez Tú responda que no vive, sino que malvive en Euskadi, ya que habiéndosele negado la condición de sujeto que habla se ve condenado a callarse. O acaso responda que si Euskadi es tan sólo la tierra de Yo, el lugar donde sólo puede vivir Yo, que con su pan se lo coma y que él defenderá con uñas y dientes el lugar en el que vive, al margen de cómo quieran denominarlo. O, en fin, pudiera ser que llegara a cuestionar el eslogan entero palabra por palabra para llegar a afirmar con orgullo que él es también Yo, que vive donde le da la gana, vota a quien le da la gana y no atiende a eslóganes cuya morbidez moral le resulta inadmisible. Es lo que esperamos que haga.

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