Hartos de "la mordaza parlamentaria"

Cuando los escaños no bastan, siempre queda el recurso al pataleo. La oposición en la Asamblea, que está en minoría (42 diputados del PSOE y 11 de IU, frente a los 67 del PP), hizo ayer patente en el pleno semanal su disgusto por lo que consideran "censura" del PP a la hora de admitir las preguntas de control al gobierno. Ya se quejaron el pasado martes en la reunión de la mesa, pero no consiguieron un cambio de postura del PP, que decide qué preguntas van o no al pleno. La oposición trató entonces de pedir amparo a la presidenta de la Cámara, Elvira Rodríguez, pero como no obtuvo resultado, optó por protestar en el pleno. Y cada cual lo hizo a su manera.

Los nueve diputados presentes de IU iniciaron la sesión levantando carteles en los que se leía: "Esperanza amordaza el Parlamento", o "No a la censura política de Partido Popular". Lo hicieron en silencio y tan sólo pudieron mantenerlos unos minutos, porque la presidenta de la Cámara amenazó con expulsarles, ya que el reglamento impide estas manifestaciones.

"Debe responder si se marchará para suceder a Rajoy", preguntaba el PSOE

Después la portavoz de IU, Inés Sabanés, volvió a la carga durante su intervención. "Queríamos hablar sobre las declaraciones de la Conferencia Episcopal", recordó la portavoz, en alusión a la cuestión que se le había impedido llevar al pleno. "Se habla de ello en todas las tertulias, menos en esta Cámara. Es un abuso de la mayoría absoluta".

Mientras, la presidenta de la Cámara repetía una y otra vez lo que a lo largo del pleno se convirtió en latiguillo: "Aténgase a la pregunta". Aguirre en cambio sólo hizo en su intervención una alusión a las quejas contrarias: "El reglamento hay que cumplirlo. También IU. Y no deben sacar cartelitos, que está prohibido".

Luego le tocó el turno a la socialista, Maru Menéndez, que encabezó la táctica preparada por su grupo: en cada intervención de sus diputados, había que traer a cuento la pregunta que estaba siendo censurada. El PSOE ha visto cómo le tumbaban ocho preguntas desde que comenzó el periodo de sesiones a principios de febrero y en la que más ha insistido, cada vez con diferente formulación, ha sido la que trata de que Aguirre explique en la Cámara por qué quiso renunciar a la presidencia regional para ir en las listas del PP. "Debe responder si a partir del 10 de marzo

[después de las elecciones] abandonará el Gobierno de la Comunidad para suceder a Rajoy", trató de saber ayer Menéndez. Ni por esas.

"La presidencia está al servicio del PP", se quejaba más tarde la portavoz socialista en los pasillos y planteaba también que la mayoría de las veces en el control al Gobierno éste elude contestar a las preguntas que se le formulan. "¿Por qué todo el mundo puede hablar de la enemistad entre Aguirre y Gallardón y ella misma puede dar explicaciones de sus conversaciones en el ascensor y en cambio se amordaza la sede de representación de los madrileños?", se preguntaba a su vez Sabanés. Pero el portavoz popular, Antonio Beteta, que ha llegado esta semana a acusar a los socialistas de obstruccionismo, lo tenía muy claro: "Todo esto denota ausencia de mensaje político".

Ayer mismo, él tuvo la oportunidad de plantear una pregunta formulada de manera muy similar a la denegada a IU. Pero en lugar de pedir opinión a Aguirre sobre las últimas declaraciones de la Conferencia Episcopal, él la requirió sobre las "de la ministra de Medio Ambiente

en relación a los trasvases". Tampoco tenía relación directa con los intereses de los madrileños, como dicta el reglamento, pero él sí tenía el apoyo de la mayoría para darle luz verde.