Las monjas de Pedralbes quieren que su archivo entre en Internet
El museo de Historia y el monasterio impulsan la digitalización de los legajos
"Nos sabe mal que la gente no se aproveche de algo tan maravilloso. Nuestro archivo habla de las historias catalana y española. Y con su digitalización se podrá estudiar y profundizar". Sor Pierrette, que fue durante 19 años abadesa del monasterio de Pedralbes, explicaba así el jueves, poco antes de empezar a elaborar el mató que las monjas ofrecen a los concejales en Santa Eulàlia, la decisión de las monjas de digitalizar su archivo para que los ciudadanos lo consulten en la Red.
El proyecto toma forma. El archivo, de unos 2.000 legajos, está depositado en la torre de Sant Rafel, en la zona de clausura, y a él sólo tienen acceso estudiosos que buscan algo concreto. El monasterio quiere empezar en verano las obras para acondicionar la torre y el archivo se instalará provisionalmente en otro espacio. El paréntesis se quiere aprovechar para convertir los documentos a soporte informático. El primer objetivo es conservar los originales, algunos del siglo XIV, aunque sor Pierrette no descarta que haya más antiguos. Y, el segundo, su consulta. "La clausura es un obstáculo y la digitalización la permitirá. Es un archivo de gran valor patrimonial", dice la directora del Museo de Pedralbes, Anna Castellano Tresserra.
Protegido por el Consell de Cent desde su fundación, en el siglo XIV, en una jugada maestra de la reina Elisenda, el convento ha gozado siempre de protección real y apenas ha sufrido saqueos. Por eso sus fondos son riquísimos y entre ellos figuran bulas papales, como la del permiso del Papa para fundar el monasterio, pergaminos de la reina Elisenda y la Regla Orden de las Clarisas, traducida al catalán, como recuerda sor Pierrette. En el siglo XIX, Eulàlia d'Anzizu, una monja muy erudita, sobrina del conde Güell, dedicó años a racionalizar el archivo, pero su muerte prematura le impidió acabar el proyecto. Los documentos han sido custodiados por las propias hermanas. "De vez en cuando nos enviaban una becaria para poner orden", dice sor Pierrette en un mensaje deslizando que desde 1997 han mostrado a la Administración su preocupación por el estado del archivo. Y dice que no es fácil poner orden en unos fondos tan voluminosos que desbordan y por falta de tiempo. Ahora se ocupa de él sor Inmaculada, organista.
El museo de Historia de la Ciudad y la Generalitat crearán una comisión para promover la digitalización. "Queremos involucrar a la Universidad", explicó Joan Roca, director del museo. El presupuesto será elevado y los plazos de ejecución se ignoran, pero el plan es que, a medida que avance la informatización, los fondos se consulten en puntos como el mismo monasterio, el Archivo Nacional de Cataluña, en Sant Cugat, y el Diocesano. Pierrette es una de las 16 hermanas (recientemente se han incorporado cuatro más: sor Pilar, de Arenys, actual abadesa, y tres de Lleida tras cerrarse sus respectivos conventos), tiene más de 80 años y dice que la vista le impide conectarse a Internet: "Pero otras monjas, más jóvenes, sí y utilizan el correo".
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