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Tribuna:Qué es.... | turismo sanitario | LIBROS
Tribuna
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Otra forma de viajar

La población que supera los 55 años ha crecido de forma considerable y supone casi un tercio sobre el total de la demografía española. La tasa de envejecimiento, en España y en el resto de Europa, ha aumentado de manera significativa. Este hecho tiene repercusiones importantes para el sector dirigido al cliente senior, apareciendo nuevos nichos de mercado y nuevas formas de turismo.

El turismo sanitario es aquel en el que no se persigue expresamente el ocio sino que además la persona reciba prestaciones sanitarias. Esta modalidad experimenta su mayor auge en la Costa Blanca, la Costa del Sol, Baleares y Canarias, destinos con un clima benigno y con una amplia oferta de servicios sanitarios y de ocio que ponen a disposición de sus residentes, y que encabezan los rankings de lugares saludables de la OMS (Organización Mundial de la Salud).

El turismo sanitario no persigue sólo el ocio sino que además la persona reciba prestaciones sanitarias

Los efectos económicos derivados de los millones de visitantes que anualmente llegan a España, especialmente del segmento senior, son tenidos en cuenta cada vez más por el Sistema Nacional de Salud porque la población aumenta y los costes sanitarios crecen. La situación atañe a todos los países receptores de pacientes.

El sistema de atención sanitaria a extranjeros data de los años treinta y funciona a través de los impresos E-110, E-111 y E-112, diseñados para tres situaciones diferentes. La primera va dirigida a los trabajadores fronterizos, que viven a un lado de la frontera y van a trabajar al otro, por lo que cotizan a la Seguridad Social del país extranjero en el que trabajan. En este caso, el trabajador que enferme debe atravesar la frontera de nuevo para ser atendido por un médico nacional, pero sin embargo el país donde cotiza paga la asistencia.

El segundo caso de atención a ciudadanos europeos desplazados corresponde a aquellos que realizan visitas temporales, la mayor parte turistas. La atención que recibe el viajero es facturada por el país de origen del turista. Y la tercera de las posibilidades se refiere a los tratamientos especiales que un enfermo pueda necesitar y sólo pueda obtener en otros países; en cuyo caso primero debe haber una autorización previa del Sistema Nacional de Salud para realizar determinado tratamiento en el extranjero, y después de éste, la factura es enviada a la Seguridad Social del país de origen del paciente.

El cuarto caso no lo contempla el modelo actual e implica al colectivo particular de enfermos senior que han escogido estar en España más de seis meses o una temporada larga, incluso indefinidamente. A estos pacientes se les subvenciona su atención médica, supuesto que plasma la realidad de un nuevo turismo sanitario en el seno de la UE; los países receptores de pacientes, como es el caso de España, reclaman elementos correctores que eviten consecuencias negativas en el presupuesto sanitario, carencias de recursos humanos o largas listas de espera. Se trata de una cuestión que afecta no sólo en lo económico sino también en el terreno legal y de la seguridad.

La salud es el bien más preciado para casi todas las personas; sin embargo, un turismo habitual de riqueza puede reducir los beneficios esperados cuando lo que busca un cliente en un destino es salud. Consulta médica, diagnóstico y tratamiento, son los tres pilares que integran el modelo sanitario público español, protagonista frente al privado. Las ventajas de no suponer ningún coste al paciente y de emplear todos los recursos necesarios aunque caros, tienen como contrapartida las largas listas de espera.

Una de las preocupaciones para el Ministerio de Sanidad es la repercusión de los turistas de la tercera edad que pasan largas estancias en las zonas turísticas como consumidores sanitarios. Una nueva forma de turismo sobre la que es importante reflexionar, mejorar las prestaciones así como las contraprestaciones que percibe el país que ofrece el servicio. Y es que el auge del turismo sanitario es ya una realidad.

Fernando López Clemente es director general de Vida&Resorts.

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