El juez manda a Kerviel a la cárcel para evitar que oculte pruebas
La policía interroga a otro corredor sospechoso de conocer el fraude en SG
Jérôme Kerviel, el operador que supuestamente causó a Société Générale (SG) una pérdida de 4.900 millones de euros, ingresó ayer en prisión. El Tribunal de Apelación de París aceptó la petición de la fiscalía, que temía que Kerviel, en libertad provisional desde el pasado día 28 de enero, ocultara pruebas. Paralelamente, un operador de la filial de SG Fimat, identificado por fuentes cercanas al caso como Moussa Bakir, fue interrogado por la policía, sospechoso de complicidad con Kerviel. Los agentes creen que podría estar al corriente de las actividades irregulares del broker desde hace al menos cuatro meses.
Moussa Bakir ha sido retenido por los mensajes que se enviaba con Kerviel
La abogada del 'broker' se mostró afectada y aseguró que apelará
El Tribunal de Apelación de París aceptó finalmente el recurso de la fiscalía contra la decisión de dejar en libertad bajo control judicial a Kerviel, acusado de abuso de confianza, falsificación e intromisión en sistemas de datos informáticos. Según el fiscal, hay "riesgos de concertación con eventuales cómplices" y es necesario evitar que desaparezcan pruebas mientras se descubre el "mecanismo completo del fraude".
Es necesario saber además si Kerviel obtuvo algún beneficio personal del asunto, aunque hasta la fecha, todos los indicios, incluidas las declaraciones del presidente de SG, Daniel Bouton, señalan que el joven operador no buscaba ganancias personales, más allá del bono de productividad que se hubiera embolsado por lograr grandes beneficios.
Jérôme Kerviel, vestido con traje oscuro y corbata malva, llegaba la tarde de ayer a la prisión de La Sante, cerca del centro de París, en un coche conducido por su abogada, Elisabeth Meyer. La letrada aseguró a la salida del juzgado con los ojos llenos de lágrimas que no se podía explicar la decisión y que pensaba apelar. Los abogados de SG se mostraron en cambio satisfechos, ya que consideraron que era lo más coherente "teniendo en cuenta las causas que se le imputan".
La investigación del ordenador personal de Kerviel y de su teléfono móvil parece ser lo que ha llevado a descubrir un mensaje procedente de Moussa Bakir, el corredor de Fimat interrogado y retenido desde ayer por la tarde. El pasado 30 de noviembre escribía: "No has hecho nada ilegal sobre la base de la ley".
La policía considera que el mensaje prueba que conocía las operaciones fraudulentas realizadas por Kerviel a lo largo de 2007, que le llevaron a arriesgar hasta 50.000 millones de euros de SG. Fimat es una filial de SG especializada en los productos derivados sobre los que trabajaba Kerviel, y por ella habían pasado buena parte de las órdenes emitidas por el operador.
El mismo día del escándalo, el 24 de enero, Fimat se fusionó con la filial de correduría del banco Calyon, rebautizada Newedge. Bakir fue detenido tras un registro efectuado el jueves en esta sociedad. Sus conversaciones con Kerviel se produjeron en un chat interno de la SG. El banco francés ha aportado al sumario las facturas del teléfono móvil de Kerviel, con un consumo mensual de unos 1.000 euros, una cantidad que considera "elevada".
La cúpula de SG, acechada por una posible OPA y rodeada de críticas por su falta de seguridad, ahora intenta recuperar terreno y desviar las iras de nuevo hacia el joven Kerviel y otros operadores. Kerviel, que compareció por primera vez en público esta semana, reconoció su responsabilidad, pero acusó a la dirección del banco de estar al corriente de sus actividades.
SG tiene previsto lanzar una ampliación de capital el próximo 21 de febrero, al día siguiente de la presentación de sus resultados. En este sentido, la dirección de SG ha tenido el primer enfrentamiento con la Hacienda francesa, puesto que quiere atribuir las pérdidas al ejercicio 2007, de modo que incluso introduciendo los 4.900 millones perdidos al vender apresuradamente las posiciones de Kerviel, obtendría unos beneficios de 200 millones de euros. El fisco francés, por el contrario, insiste en que se atribuyan a 2008 y que en 2007 pague los impuestos correspondientes a sus ganancias.
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