_
_
_
_

El Estado indemniza a un disminuido que fue absuelto de un asesinato

Alejandro A. G. recibirá 90.000 euros por los dos años que pasó en prisión

Fernando J. Pérez

Alejandro A. G., de 31 años, tiene una edad mental de tres, está casi ciego y apenas puede moverse. En 2001 tuvo la mala suerte de compartir residencia con un hombre que fue encontrado muerto a golpes y mordiscos en un centro para disminuidos psíquicos de Marbella. Fue acusado del crimen y pasó dos años en prisión preventiva en un centro penitenciario psiquiátrico de Sevilla hasta que su abogado, Miguel Ángel López Linares logró demostrar su inocencia, en un juicio en el que los monitores del centro que acudieron al juicio como testigos incurrieron en numerosas contradicciones. Casi un lustro después de salir de prisión, la Audiencia Nacional ha condenado al Estado a indemnizar a Alejandro con 90.000 euros, que administrará su hermana y tutora legal. La sentencia llega después de que el Ministerio de Justicia se negara a indemnizar al joven, informó ayer el diario Sur.

"En el tiempo que pasó en la cárcel de Sevilla, rodeado de adultos psicópatas con sentencia firme por delitos atroces, Alejandro tuvo un retroceso en su desarrollo. No se puede comparar a un adulto con un trastorno psíquico con un adulto con retraso mental, que es como un niño", asegura López Linares. Cada vez que su familia acudía a verle a la cárcel, el joven, con una mentalidad propia de un bebé, no entendía cómo no podía volver a Málaga, a su casa, con ellos. "La familia se iba de la cárcel destrozada", afirma el letrado.

La salida de la prisión no supuso el fin de los problemas. En el centro de Marbella, gestionado por la fundación privada Aspandem, ya habían ocupado su plaza. "Nos dijeron que no había plazas y se negaron a poner a Alejandro en el primer puesto de la lista de espera. El derecho a recuperar esa plaza no debería haberlo perdido nunca", opina el abogado.

La familia de Alejandro ha tenido que hacer "filigranas" para atender al joven hasta la pasada primavera, cuando logró un hueco en una residencia para disminuidos psíquicos de Málaga. Pasa de lunes a viernes interno en el centro y está los fines de semana y las vacaciones con sus padres y hermanos. "Lograr una plaza en una residencia era para la familia una batalla más grande que la indemnización", asegura López Linares.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_