Un policía de manual
Un subinspector de Cádiz elabora un protocolo de actuación de 500 páginas
¿Dónde lleva el bastidor un ciclomotor? ¿Cuántos años de antigüedad puede tener como máximo un autobús escolar? ¿Puedo detener a alguien que lleva encima dos gramos de cocaína? ¿Es un dogo argentino un perro potencialmente peligroso? Los policías locales, con múltiples competencias, tienen que hacer frente a numerosas preguntas pero no siempre tienen la respuesta a mano. A partir de ahora en Cádiz las soluciones a sus interrogantes más habituales se las facilita un manual elaborado por un compañero suyo, el subinspector Antonio Pérez Bazán. Horas de tiempo libre invertidas en resolver las dudas diarias de las patrullas.
El trabajo de Pérez Bazán empezó en el año 2000 cuando todavía era oficial de guardia en Jerez. Su superior le instó a elaborar un protocolo de actuación. Ese trabajo le gustó y le inspiró para dedicarle gran parte de su tiempo de descanso hasta culminar una voluminosa recopilación de legislaciones, normativas y recomendaciones. La Fundación Mapfre y la Diputación de Cádiz acaban de editar ese proyecto en forma de manual. La idea es que, sobre todo en los pueblos más pequeños, todo vehículo policial pueda llevar a bordo un ejemplar.
Las más de 500 páginas reúnen una amplia base de datos y también diagramas que facilitan la consulta de los agentes. Por ejemplo, qué hacer para identificar a una persona en la vía pública. El artículo 20.1 de la ley orgánica 1/92 permite al policía reclamar la documentación del viandante. Si porta el DNI y lo muestra habrá finalizado la intervención. Si no lo lleva encima, se le podrá trasladar a dependencias policiales para identificarle. Si se resiste a enseñarlo y se niega a acudir a la jefatura, se le puede detener acusado de un doble delito de atentado y resistencia a la autoridad y una falta de desobediencia. "Éste es un caso que los policías nos encontramos casi todos los días pero hay situaciones más inusuales, en las que al agente le surgen mil dudas", explica Pérez Bazán.
Es el caso de inspeccionar un transporte escolar urbano, un viaje cuya duración no puede exceder una hora, debe contar con licencia municipal y el vehículo no puede superar los 16 años antigüedad. Gracias al manual, los agentes saben que un dogo argentino sí es un perro potencialmente peligroso y debe llevar bozal y una correa no superior a dos metros; que una Vespino lleva el número de bastidor detrás de la matrícula, o que hasta tres gramos no constituyen delito por tenencia para tráfico de cocaína.
El libro está editado con anillas para que los agentes puedan sustituir legislaciones obsoletas por las nuevas.
"El bolígrafo es nuestra mejor arma", recuerda que le repetía su suegro y maestro José Jiménez, también policía local, para insistirle en la importancia de una buena diligencia. El autor reconoce que a veces se ha saltado sus recomendaciones, como cuando arriesgó su vida para salvar a dos personas de un incendio. No aguardó la llegada de los efectivos antiincendios como recoge en su libro. No siempre ser puede ser un policía de manual.
Del 'tunning' al Rey
- Tunning. La norma no permite luces de neón en el interior del coche ni esterillas metálicas no grapadas al suelo ni cristales tintados en la luna delantera.
- Alcoholemia. Negarse a realizarse la prueba conlleva detención sólo si hay síntomas de alcoholemia.
- Quads. Sus ocupantes han de ser mayores de 16 años y el casco es obligatorio.
- Miccionar en la calle. Los agentes están obligados a evitar y prevenir la suciedad.
- Violencia doméstica. El policía local debe evitar comentarios que disuadan a la víctima de denunciar.
- Menores. Un menor no puede ingresar en un calabozo ni estar esposado. Si es menor de 14 años no se le puede detener.
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