Alcoa se compromete ante la Xunta a reducir emisiones en A Coruña y Xove
La firma acepta un control voluntario para recortar en casi un 20% los gases fluorados
Las plantas de fabricación de aluminio de Galicia, ubicadas en A Coruña y San Cibrao (Xove, Lugo), se someterán voluntariamente hasta finales de 2012 a la vigilancia de la Xunta y el Gobierno central para reducir los gases de efecto invernadero. Alcoa, empresa propietaria de las instalaciones, firmó ayer un acuerdo con el Ministerio y la Consellería de Medio Ambiente para recortar en cinco años entre un 15% y un 20% las toneladas de gases fluorados que salen por sus chimeneas, tomando como referencia los niveles de 2005. La compañía es la primera industria del país que acepta suscribir un compromiso así para combatir el cambio climático.
El pacto afecta a dos sustancias pertenecientes al grupo de los perfluorocarburos (perfluorometano y perfluoroetano), que poseen, según admite la empresa, un "elevado potencial de calentamiento" pese a que se emiten "en pequeñas cantidades por tonelada de aluminio". Para lograr su objetivo, Alcoa invertirá 70 millones de euros en modernizar sus instalaciones gallegas y su planta de Avilés (Asturias). Parte de los fondos se destinarán a poner en marcha "técnicas innovadoras" para mejorar los procesos de producción en los que más se generan los gases que calientan el planeta.
La reducción acordada hasta 2013 en las plantas de Alcoa en Xove (Lugo), A Coruña y Avilés equivale a 100.000 toneladas de dióxido de carbono. La empresa presentará cada año al ministerio y a la consellería un informe sobre la evolución de los gases fluorados para que las administraciones puedan controlar el cumplimiento del pacto firmado ayer. El acuerdo recoge expresamente que su desarrollo no incluye ninguna aportación de dinero por parte de la Xunta y el Gobierno. Una comisión de seguimiento, integrada por representantes de la consellería, el ministerio y la empresa, será la encargada de vigilar si Alcoa cumple lo pactado.
Las sustancias incluidas en el acuerdo firmado ayer en Madrid por el conselleiro Manuel Vázquez no son las que más preocupan a los vecinos que viven en el entorno de las fábricas de aluminio. Informes oficiales han revelado una alta presencia de flúor, dióxido de azufre y partículas en suspensión en los alrededores de la planta de San Cibrao, un problema del que la empresa no se siente responsable y que, según su portavoz, Clara Acebes, pueden ser causadas por otras industrias o incluso por la circulación de vehículos.
Quejas vecinales
Dos estudios elaborados por el Gobierno de Cantabria detectaron en marzo pasado dosis masivas de flúor en vacas y ovejas que pastaban junto a la factoría lucense. Los técnicos hallaron cantidades de esta sustancia que multiplicaban por 500 los registros habituales. La Asociación de Vecinos Airiños do Lago de Xove, que agrupa a los habitantes del entorno de la fábrica de San Cibrao, culpa de la situación a las emisiones de Alcoa y temen que pase a la cadena alimentaria a través de la carne de las reses y de los productos agrícolas de la zona. Alcoa replica que su planta lucense es "modélica en comportamiento medioambiental" y que los niveles de flúor emitidos en 2007 son "menos de la mitad" de los legalmente permitidos.
El otro informe oficial sobre la calidad del aire en el entorno de la fábrica de aluminio de San Cibrao fue elaborado por la Consellería de Medio Ambiente. Los datos recogidos en 2006 por las estaciones de la Xunta revelan una presencia de dióxido de azufre y partículas en suspensión por encima de los límites establecidos por la ley para proteger la salud de los vecinos y el ecosistema. Las concentraciones altas del primero de los compuestos, causante de la lluvia ácida, agrava enfermedades respiratorias y cardiovasculares y provoca irritación en los ojos. La empresa niega que provengan de su planta y añade que su plan de reducción general de emisiones prevé ya que las de dióxido de azufre desciendan un 60% hasta 2010.
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