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El arquitecto garantiza que la Ciudad de la Justicia es salubre

José Seguí achaca los problemas del edificio a su complejidad técnica

Fernando J. Pérez

El arquitecto autor de la Ciudad de la Justicia de Málaga, José Seguí, estaba deseando que la Junta de Andalucía le diera la oportunidad de responder de los problemas surgidos tras la puesta en marcha del edificio y que le han situado en el centro de las críticas de casi todos los estamentos judiciales.

En un informe de cinco páginas redactado a petición de las consejerías de Economía y Hacienda y de Justicia, Seguí garantiza la salubridad del mayor edificio administrativo de Andalucía, con 69.458 metros cuadrados y achaca los trastornos surgidos en los primeros días de funcionamiento al "complicado proceso de ocupación y puesta en marcha de un edificio tan complejo".

"El aire de las salas de autopsia se filtra antes de ser lanzado al exterior"
"La ventilación del IML es del todo independiente del resto del edificio"

El principal problema, y al que Seguí dedica más espacio en su informe, es la emanación de gases de cadáveres desde las salas de autopsias al resto del edificio, lo que había suscitado la inquietud entre los trabajadores por su posible repercusión para la salud. El arquitecto garantiza que el diseño del Instituto de Medicina Legal (IML) y las salas de autopsias "cumple sobradamente las características de diseño y normativas para este tipo de aplicaciones". Específicamente, Seguí certifica que el aire de las salas de autopsias no recircula por el edificio, sino que todo el aire que se toma es del exterior; que la ventilación es "independiente de cualquier otro sistema del edificio"; que las salas de autopsias tienen presión negativa respecto a los locales y pasillos anejos para evitar que salga el aire de ellas, y que "el nivel de renovaciones horarias es muy superior a lo exigido en la normativa vigente".

Sobre el diseño de las salas de autopsias, el arquitecto indica, finalmente, que "el aire expulsado al exterior pasa por secciones dotadas de filtros de alta eficacia (absolutos) antes de su salida al exterior por encima de la cubierta del edificio". Toda la instalación del IML se gestiona a través del sistema centralizado de control informático del edificio.

Seguí especifica todas las pruebas a las que se ha sometido el edificio tras detectarse la primera fuga de gases, que ha incluido la inundación de los conductos con botes de humos inocuos. "No se producen trasvases a ninguna sala ni a otras zonas del edificio, ni tampoco al juzgado de guardia", afirma el arquitecto. Como medida de "máxima seguridad" se ha reforzado la estanqueidad de la sección de expulsión de gases y del falso techo.

El arquitecto informa que el humo inocuo acumulado en el pasillo "es movido por una importante corriente de aire". Este flujo, afirma, "se produce en las compuertas dobles de seguridad que se encuentran provisionalmente abiertas debido a la descarga de mobiliario que se estaba produciendo en los días de los malos olores y la indebida utilización de paso de acceso de algunos funcionario para salir al exterior a la zona de bares". Seguí, con el acuerdo de las empresas constructoras de la obra, ha decidido clausurar y controlar el uso de la doble compuerta.

Respecto a los malos olores del saneamiento, se inspeccionarán todos los sistemas de desagües. Según Seguí el hedor pudo estar causado "por la falta de uso" en el primer proceso de ocupación del edificio. Además, se revisarán todas las canalizaciones de aire acondicionado.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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